Acarició
con sus dedos lentamente sus aguas. Paró después en silencio a respirar su
pureza, su belleza le desnudo en un segundo el alma...como cualquier encuentro
entre amantes. Encontrarla una vez más había sido su último deseo, y dios se lo
había permitido. Fue así que entendió que no era un sueño desde la cama del
hospital.
Observó
con gratitud otra vez su último amanecer en la playa de Lebu. Soltó al aire un
suspiro, y dejó que su alma regresara.
Morosha
Muy bueno, muchas gracias
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