Con las maletas bajo el brazo, y los sueños
dentro de ellas, me embarco hacia al muelle que hay en Lebu. Las olas rompen
con tranquilidad en las rocas repletas de humedad y musgo.
Me dirijo a la dársena
en donde se encuentra mi embarcación y subo para navegar por el mar chileno. El
horizonte torna naranja y azul en el cielo. Pocas estrellas aparecen junto con
la luna creciente. La gente camina tras de mí, volviendo a casa. Yo pretendo ir
hacia el mismo lugar.
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