lunes, 28 de octubre de 2013

47 TEO

Ámbar
Teo le llamaban,  jugaba descalzo con pelotas de trapo y veía faenar ballenas en Boca Lebu. Creció tropezando con el carbón, viendo las regatas  frente a la Aduana. Se durmió un invierno, con el eco de las olas flameando en sus recuerdos.

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