jueves, 10 de octubre de 2013

24 EL PADRE

Jaime G.
En la bruma del tiempo olvidado en el ayer, Leuvu, el río padre quien le dio vida a la vida, se tiñó de sangre y sufrimiento cuando el hombre quiso por la violencia dominar al hombre, su hermano.
Fue tal la desilusión provocada por sus hijos, que un grito como ninguno antes escuchado surgió de las montañas donde el nacía, recorrió su cauce con gran furia destructiva y explotó en el mar con olas de tempestad.
La explosión fue tal, que las almas con odio se calcinaron hasta convertirse en carbón y fue destruida toda posibilidad de rencor entre los hombres.
Los sobrevivientes, por temor nunca más nombraron al padre por su nombre y le dijeron Lebu.

Fue tanta la energía liberada por esa furia que los astrónomos contemporáneos hurgando el infinito han encontrado en el espacio evidencias de aquel primer estallido; el cráter Lebu sobre la superficie del planeta Marte.

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