Ámbar
Dinky saltaba de alegría al ver el collar.
Conocía la ruta y cuando llegaba al extremo del muelle Boca Lebu se lanzaba al
mar, desafiando las olas, roqueríos y
algas. Llegaba a la orilla, sacudía su cuerpo y subía corriendo el cerro
Tucapel. Desde la gran roca observaba las lanchas, el faro, la tierra que lo
vio dormirse quince años después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario