jueves, 3 de octubre de 2013

17 JUAN

Luis Soto
Juan era serio, no reía. Ese martes no quería aceptar la defensa en el Juzgado de Garantía de Lebu.- Son más de cinco horas desde Santiago, pensó. Pero a regañadientes, aceptó. Esperó estar de vuelta pronto, antes que anochezca. Se durmió y de madrugada inició el trayecto en su vehículo. Una brisa cálida le dio la bienvenida a eso de las diez. La audiencia fue breve y el resultado satisfactorio, pero no rió.
Buscó un restorán para desayunar y planear el retorno. Se sentó frente a la mesa de una muchacha que lloraba desconsoladamente. Se acercó, le ofreció su pañuelo y conversaron unos minutos. Era de nobles ojos y de piel fresca. La miró, la acarició y delicadamente la mujer sonrió. Juan al verla sonreír, también lo hizo. Después, enlazados fueron a ver el atardecer a la Boca.
Juan esa tarde no volvió a Santiago.

Juan nunca más regresó.

4 comentarios:

  1. Juan nunca me devolvio mi cd de rene de la vega....

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    1. ...pero no importa ya. Sólo sé que donde esté, es más feliz. Todos queremos ese desayuno/almuerzo del que esperas nada y logras todo.

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  2. Después de salir, nunca vuelve el mismo. El umbral se rompe junto con el que se va.

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  3. pobre juan, nunca más será igual

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