viernes, 25 de octubre de 2013

41 CUÍDATE

Mitómano

Nada de lo que ella pudiera decir podría servir como despedida, en aquella breve y última visita al penal de Lebu.
El hombre continuaba con la mirada adherida a las baldosas del estrecho espacio de la habitación.
Ella no pudo esperar más y lo abrazó con fuerzas pero sin saber que decir.
Sólo cuando los guardias llegaron a sacarlo de su celda, lo cogió del brazo un instante y decirle al oído:
-Cuídate – sólo cuando escuchó su propia voz sintió que no debió haberlo dicho.

Cuando levantó la vista el hombre ya lo habían instalado frente al pelotón de fusileros.

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