martes, 1 de octubre de 2013

15 UNA NOCHE CUALQUIERA

Arthur P. Grimes
Fue en Lebu donde el viento fue a esconderse entre las ramas de los árboles, fue allí donde el canto del pájaro de la madrugada se quedó prendido sobre los tejados de la ciudad, fue allí, no más lejos, junto al río que va a descansar al mar, donde una estrellada noche de primavera un soplo procedente de las montañas , trajo un dorado polvo que la brisa del valle arrastró, impregnando toda la villa, de uno al otro rincón, como áureos copos de estelas volaron cubriendo avenidas, parques y plazas por igual. Todos dormían en aquel preciso instante, salvo un pequeño ruiseñor que sobre los tejados de la iglesia esperaba al amanecer. El pajarillo remontó su vuelo hasta una elevación cercana, sobre un amasijo de rocas descubrió una montaña de oro, como un bruñido serrín sobre el que una nube soplaba y soplaba esparciéndolo por doquier, una estrellada noche cualquiera.

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