"Siglo XXII" por César Borgia
Ve el anuncio “El hombre del futuro”, y la
promesa de un lugar donde los sueños son un derecho al alcance de la
mano. Le parece fantástico. Luego piensa
“la gente corre, se atropella, no se respeta; como si fuéramos parte de un planeta desierto e irreconocible”. Ve la multitud
de vehículos, los individuos movilizándose en
hordas, todos conectados, tecnificados, y vuelve a pensar: “hablar no siempre es comunicarse”. En los rostros de
aquellos que pasan por su costado
reconoce esa mirada, la sensación, esa manzana que en el cajón se está
pudriendo y entiende entre carteles y
propaganda, que su lugar no es ese. Se acuerda de su padre: “El futuro esta
donde construyes el amor y echas raíces”,
y con esta premisa en mente, decide,
deja la espera y sale de aquel edificio repleto de burocracia. Mientras camina,
se va pensando: “No más, me regreso a Lebu”.
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