"La llamada" por O. D. Mienny
En cualquier momento íbamos a recibir la llamada con la terrible confirmación. Mi esposo estaba ajeno a todo, bajo los efectos del sedante; había que prevenir un infarto. Y yo deshecha, con la vista clavada en el celular. El autobús que llevaba a mi hijo había caído desde el puente sobre el río Lebu. Ya habían pasado tres horas, y ninguno de los cuerpos había sido hallado con vida.
Mi hijo. Mi único hijo...
El teléfono parece pronunciar una sentencia.
Dios, no...
Pulso el botón al borde del desmayo.
-¿Mamá?
Mis rodillas no resisten y caigo al suelo con el celular en la mano. La voz de mi hijo. Luego la de un adulto, acaso un gendarme, que me dice cosas... Mi cerebro comienza a entrar en disfunción.
Y luego otra vez la voz más divina del mundo, explicándome:
-Te juro que no morí, mamá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario