"La Etelvina" por Klain
Madraza como ellas hubo pocas.
La Etelvina amaba sin medidas ni co6ntrol.
A todos por igual, camine, se arrastre, hable o ladre.
Un día, mortificada por los males del mundo, se entristeció tanto que empezó a llorar.
Lloró y lloró. Cataratas de lágrimas y así siguió hasta que el pueblo entero de Lebu, se inundó.
Fue entones que opensó en salvar a todos.
No hubo forma de explicarle que el agua no era mejor para Pedro con su cuerpo de cartón o para Matilda toda ella de sal.
Y allá mandó a Felipe, de una hasta el fondo con su peso de plomo.
Y el pobre Juancito hecho de papel de barrilete, nunca pudo volar.
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