domingo, 30 de noviembre de 2014

116 DÉJÀ VU

"Déjà vu" por Biblipola




-Marianita, pareces un "Déjà vu", cada vez que te veo tienes uno o dos libros contigo.

-Casi que tienes razón, Rafa. Pero no se trata de un "Déjà vu", en realidad es un de Lebu. 







115 EL POLVO DE LA MUERTE

"El polvo de la muerte" por Centeiya




El carbón era el motor de Lebu en esos tiempos, pero el trabajo y el dinero no distinguían edad. Es por eso que el pequeño lebuense estaba muy cansado y con mucho sueño. Su padre había fallecido en un derrumbe y su madre trabajaba vendiendo las pocas verduras que daban su humilde huerto, pero como la plata no alcanzaba él tuvo que trabajar en la mina.Todos los días traía pedazos de pan que robaba a sus compañeros, pero él traía algo más escondido, algo que sólo sus pulmones sabían. Un día los hombres descubrieron al pequeño ratón y le dieron feroz paliza. No sentía el dolor, lo que le preocupaba era la comida que no llevaría ese día a su hogar, eso fue lo último que pensó, porque empezó a toser sangre con polvo negro, ese polvo que volvía loco a los hombres.






114 PENSÉ QUE ERA POBRE

"Pensé que era pobre" por Centeiya



La pobreza había llegado a nuestro hogar y no pude arrancarla nunca más. La empresa de carbón, en la cual trabajaba quebró. Así que el hambre inundó con su miseria nuestra mesa. Era tanta el hambre que ya no podíamos sentirla y mis músculos ni siquiera podían sostenerte. A pesar de toda la tristeza y amargura no sentía odio contra mi querido Lebu. ¡Esta es mi tierra!, la rabia que sentía era conmigo mismo.¡Fui yo el bastardo!, que dejó en un momento tan crítico para buscar un tesoro que quizás ni siquiera existe. Al borde de otro desmayo me dirigí a la caverna Benavides, estaba tan cansado que resbalé y mis piernas se durmieron para siempre. Tenía tanta confianza que encontraría el tesoro y ahora palpando la muerte supe que no hay riqueza más hermosa que morir al lado de tu esposa.

CIERRE DE CONVOCATORIA


Ayer sábado, a las 23:59, hora de Chile continental, se efectuó el cierre de recepción de trabajos del III Concurso de Microcuentos Lebu en pocas Palabras. En un conteo preliminar, se recibieron 145 trabajos, cifra que será confirmada mañana, ya que hemos detectado que los dos correos habilitados para la recepción de propuestas no coinciden el número de entradas, situación que estamos verificando. Asimismo, cumplimos con informar que, lamentablemente, desde hace unos días estamos experimentado problemas con el servidor de internet, lo cual ha imposibilitado publicar los trabajos en forma inmediata y dar respuesta a los correos que nos han llegado solicitando información al respecto.

A los autores y autoras cuyos trabajos aún no aparecen incorporados al blog, rogamos su comprensión y paciencia por este inconveniente que escapa de nuestras manos. 

Esperamos, este martes 2 de diciembre completar la publicación de los trabajos pendientes, junto con dar a conocer la nómina del jurado. 




113 SOLEDAD

"Soledad" por Tito Alba



El ermitaño observó con atención el coche volcado en el camino. Anochecía. Vestía unos raídos jeans, botas vaqueras de color barro y un largo abrigo negro. Cogió una lámpara y descendió desde su guarida. Sólo escuchó los quejidos de una adolescente tendida al costado. Los otros ocupantes, muertos.

Le tomó el pulso y la cubrió con su abrigo. Suave y rítmicamente aplicó masajes en su pecho. No tenía mucho tiempo...

Cuando la sirena de la ambulancia rompió la quietud de la noche de Lebu, recogió los espejos laterales y se alejó como una sombra entre los roqueríos, mientras en su cerebro apagado martillaban las notas de uno de sus mayores éxitos: "Are you lonesome tonight?"








112 LOS CABALLEROS NO TIENEN MEMORIA

"Los caballeros no tienen memoria" por Tristón



LOS CABALLEROS NO TIENEN MEMORIA. Lo repetía casi con jactancia cuando le preguntaban acerca de sus incursiones amorosas. La donjuanesca consigna la consideraba como la llave de su poder de seducción. Jamás entregaría detalles de sus aventuras amorosas, convencido que aquello representaba un verdadero gesto de hombría. Y no sólo en Lebu se hizo famoso por aquella frase que repetía casi como una consigna, sino prácticamente en toda la región. Sin embargo, por aquellas paradojas de la vida, terminó sus días enfermo de Alzheimer. 




111 SIGLO XXII

"Siglo XXII" por César Borgia



Ve el anuncio “El hombre del futuro”, y la promesa de un  lugar donde  los sueños son un derecho al alcance de la mano. Le parece fantástico. Luego piensa “la gente corre, se atropella, no se respeta; como si fuéramos parte de un planeta desierto e irreconocible”. Ve la multitud de vehículos, los individuos movilizándose en  hordas, todos conectados, tecnificados, y vuelve a pensar: “hablar  no siempre es comunicarse”. En los rostros de aquellos que pasan  por su costado reconoce esa mirada, la sensación, esa manzana que en el cajón se está pudriendo y entiende entre carteles  y propaganda, que su lugar no es ese. Se acuerda de su padre: “El futuro esta donde construyes el amor y echas  raíces”, y con esta  premisa en mente, decide, deja la espera y sale de aquel edificio repleto de burocracia. Mientras camina, se va pensando: “No más, me regreso a Lebu”.

110 ENCUENTRO EN LEBU

"Encuentro en Lebu" por Carmen




Nos conocimos el 1 de enero de 2009. El hechizo que nos envolvió fue el empuje para poner fin a nuestros respectivos matrimonios: el de Eloísa transitaba los 10 años sin hijos. Yo arrastraba una sociedad formal que llevaba 5 años sin compartir nada.

De ahí en más entre encuentros furtivos y planes racionales para no lastimar a nuestros cónyuges, conseguimos primero la separación y luego decidimos irnos del país mientras esperábamos la sentencia de los divorcios. ¿A dónde?

-A Lebu -propuse-. ¿Acaso no vive allí tu prima Luz?

Eloísa estuvo de acuerdo, habló con Luz quien le aseguró casa hasta que encontráramos la propia. Eloísa partió, y yo quedé en Buenos Aires a la espera de unos cobros. Nuestras vidas parecían encaminarse hacia un destino compartido... pero... en 2010, el terrible terremoto fagocitó a Eloísa y su prima.

Yo y mi tristeza fuimos a Lebu y ahí permanecimos.



109 NACE EL RÍO

"Nace el río" por Frans Gris




Arriba Rûpû Apew, (la Vía Láctea)... sobre las redondas copas de los pinos... Melipal, (la Cruz del Sur).

Contra el verde azulado del cielo germina, arrebatando centelleos de cobre recién fundido a los hielos, el agua.

Algún cóndor, muy alto. Bandurrias en viaje al sur. Los secretos guac guac de zorros.

Allí nace el río, entre rocas y los hielos eternos.

El agua, contra las piedras, arrulla... colibríes susurrando, alguna mariposa errática y laxa. El vuelo, cortante y vertiginoso, de las libélulas. El fulgor de un pez.

Entre las ramas caídas, las entidades del boscaje motean de ruidos, el silencio. En el borde del agua hay rumor de brisas.

Ya es el río, ya es el Leuvu.

Un puente, poblados, puerto y noche.

Y baja hacia el sol poniente como Lebu, el río enamorado de la mar.

El agua lunada, parece una perla fría.

De mañana el río será mar.








108 REGRESO

"Regreso" por Frans Gris



Voy de vuelta a mi casa que escondida en el bosque verdinegro de lluvias, se refleja por la noche en las aguas negras del río, mi río Lebu. De niño, allí recogí, desde las tejuelas la música del viento.

Escapo de la ciudad, esa leonera sucia, fétida y oscura. Y de sus noches: peligrosas, amenazantes, solitarias a pesar de los amigos, del tabaco, los blues y el ron.

Menos soporté las playas del norte con sus aires húmedos y mal olientes, que se adhieren a la piel. Y esos cuerpos tendidos en la arena: verdaderos cadáveres a la espera del patólogo o lobos marinos en celo bramando sandeces.

Voy al sur, por la noche de enero de cara al viento.

Hacia Lebu, sobre mi vieja moto latiendo sobre la carretera. Somos un largo bramido despertando las ventanas de mi viejo pueblo, tendido a orillas del río luminoso.







107 OLOR A CANELA

"Olor a canela" por Sílfides Arienes



El cielo se abre esparciendo luz sobre la tierra, los espíritus danzan en el claro que les ceden los canelos en el bosque para sus fiestas.

Con sus cantos y bailes ellos cuentan como Antu y Kuyén gobernantes del día y la noche, envían a la más bella de sus hijas al lado del hombre para crear la vida, en el árido planeta.

Como Lebu, el espíritu del río, abre su canto para liberar a las serpientes de agua y tierra, para calmar el hambre y la sed del hombre que llega.

Pero en su canto hay también una advertencia, para aquel humano que no respete a la naturaleza: las aguas subirán, la tierra temblará y se abrirá, el viento enloquecerá y la vida buena y mala se limpiará.

El viento llevará olor a canela, a las almas de aquellas personas buenas, que a otros cuenten y adviertan con esta leyenda




106 PARAÍSO TERRENAL

"Paraíso terrenal" por Alonso Barbosa



Y Lebu tenía la respuesta a qué se ama cuando se ama.





105 CARBÓN

"Carbón" por Alonso Barbosa




Hoy, en Lebu, las minas de carbón son sólo un museo.

104 NGILL CHENMAYWE, EL DESTINO

"Ngill chenmaywe, El destino" por Sílfides Arienne




Por fin mi esposo y yo llegamos a nuestro destino, yo acababa de jubilarme después de cuatro décadas prestando mis servicios legales. Juntos decidimos conocer los atractivos turísticos que América brindaba.

Llegamos a unas cabañas en la provincia de Arauco, y sin desempacar, nos acostamos en la cama, como de costumbre tomados de las manos. A las tres de la mañana algo afuera me despertó. Salí a ver que sucedía.

Allí se encontraba una mujer de pañuelo celeste sobre su cabeza y flores rojas en sus manos. Puso en las mías un puñado de piedritas turquesas y me gritaba una frase que no entendía: 

-Leufu, Lebu, trempulcagüe, ¿qué? no le entiendo -le dije.

-"Ngill chenmaywe" -me repetía mientras señalaba el mar.

-¿Qué significa? -en eso observé cuatro ballenas en la playa-. ¿Están varadas? ¡Voy por ayuda! -me giré, y vi mi cuerpo junto al de mi esposo, aún tomados de las manos.







103 EL ENCUENTRO

"El encuentro" por Sílfides Ariene



El Sol se pierde en el horizonte ahogado en las aguas del mar. De la misma manera se ahoga mi creatividad en espera de las musas que me ayuden a crear.

Comienzo a escudriñar mis nostalgias, buscando versos que hablen de amor, o poemas teñidos de dolor. Pero no llegan las palabras. ¡Creo que el poeta agoniza!

El cielo ya oscureció, y las olas ocultan con su manto más y más arena. La brisa fresca de las montañas bajan y alejan el calor de la playa. Pero aún no llegan las ninfas.

Camino a la cabaña, con intensión de saciar necesidades corporales. ¡Y lo miro! Las luces de Lebu brillan como estrellas, y mi memoria cita a Gonzalo Rojas.

Abro mi libreta, y entre canto de hadas comienzo a retratar con pinceladas nuevas y frescas, utilizando por matices el más puro léxico del alma, retrato uno de los más bellos paraísos chilenos.

102 LA FIRMA DEL TIEMPO

"La firma del tiempo" por Florian Dimov



Hubo un acuerdo tácito. Casi un hechizo lanzado al viento en el momento en el que ella una vez juró que la vida no le pasaría de largo. En algún otro tiempo, o quizás aquel mismo día, él se prometió dejarse amar desde la raíz. En ese instante ambas promesas viajaron entre el tiempo y el espacio, llegaron a Lebú y se unieron en una danza de luz y color... una receta magistral. 

101 MABEL

"Mabel" por Florian Dimov



Como un eco vio escrito su nombre en todos los rincones de Lebú por los que habían paseado juntos. Un 9 de corazones esperaba solitario apoyado contra el cordón de la vereda, hasta volverse un diez. En las patentes de los autos se leían mensajes encriptados, palabras que aún nadie se atrevía a acuñar. Los ojos desatentos se perdían de estos detalles que plagaban la ciudad de cuentos enamorados. 

100 TENDIDA

"Tendida" por Florian Dimov



Esperaba, como la arena, la visita de la ola. Reflejaba el sol, como cuando el mar se va. No sabía si era maremoto o espuma. Entonces se quedó tendida en las playas de Lebú, aguardando la caricia del mar. 

099 UN CUENTO

"Un cuento" por Frans Gris



Doña Pancha, dio una largada chupada a la bombilla, que carraspeó. A golpes de uña vació de tabaco la colilla del cigarro; el papel mojado en saliva, y pegado bajo el ojo izquierdo, sería su conjuro contra el mal de aire.

Arrebujada en la mantilla de lana, y cubriéndose la boca, se enfrento al viento y a la luna, que la envolvieron.

Tres días de temporal y la lancha que no volvía.

Con la pasividad trágica de quienes se enfrentan cada día a la desgracia, oteó largamente las olas blancas que se revolcaban en la playa enlunada.

Luego vino la espera y un desgranar de rosarios.

Una larga ola depositó sobre las arenas revueltas, a sus pies, enredada en algas muertas y basuras, un pedazo de tabla verde botella, en donde apenas logró leer: 

"Panchita Iª" 

En letras blancas y en rojo, más pequeño, 

134- LEBU-CHILE 

098 LEUFU

"Leufu" por Alonso Barbosa



Antes de Lebu, éramos nosotros y el río.

097 EPIFANÍA AL CUADRADO

"Epifanía al cuadrado" por Ñandú 77



Andrea era una brillante Física Teórica. Estaba casada con Augusto, un fumigador patán que sólo terminó el bachillerato. Él la humillaba frecuentemente.

-¿Pa qué te sirvió leer tantos libros si ganamos casi lo mismo? Sin dinero no sales adelante -le gritaba burlonamente.

Ella lloraba mucho, sonreía poco.

Una noche, en sueños se le aparecieron Curie y Einstein.

-Andrea, ¿sabes qué es un Lebu? -le preguntaron.

-No sé -respondió muy sorprendida.

-Es una inédita medida de la infelicidad personal, consistente en el tiempo y energía desperdiciados debido a masas o entes negativos; ¿cuándo vas a dejar de llenar de lebús tu vida? -le cuestionaron mientras le daban un libro.

Cuando despertó fue al librero; recordó que tenía ahí escondido mucho dinero ahorrado.

Hizo maletas y abandonó a Augusto quien se perdió en el alcohol...

Andrea, ya feliz, recordaba que los libros la habían liberado dos veces en la vida.  

096 AMOR DE INVIERNO

"Amor de invierno" por Broke Lovett



Los cálidos colores una vez más se unen en el fin del mundo de Lebu, volviéndose uno solo. La fina arena se filtra en medio de mis dedos mojados a medida que hundo mis pies en ella, el viento impulsa con fuerza las olas, las que no tardarán en llegar a mí.

Entrelazo mis dedos, imaginando que tú estás aquí.

Observo el último atardecer del invierno, sabiendo que tú con éste te irás. Tu tiempo en esta cruda realidad ha terminado, abandonándome antes de que termine la estación. 

Convirtiéndote en mi amor de invierno.

095 LAS FLORES DE CEREZO

"Las flores de cerezo" por José Cienfuegos



Las flores de cerezo, las cuales se abrían orgullosas hacia el sol, habían salido antes ese año y, como siempre, Francia partía junto a su florecimiento.

Amaranta se quedó junto al árbol que ella misma había plantado, en el patio trasero de su casa, en las afueras de Lebu, cuando recién había conocido a Francia hace más de una década. Ella estaba pensando que haría ahora que estaba sin la persona que amaba. Amaranta aún no podía creer que esa era la última vez que veía a Francia, quien debía volver al Maule; y ella aún no le había contado nada.

Las rosadas flores de cerezo recién abiertas comenzaron a caer, y los árboles, impotentes, se quedaron quietos.

Amaranta se quedó allí, sin apartar la mirada en ningún momento...




miércoles, 26 de noviembre de 2014

094 IMPERTINENCIA

"Impertinencia" por Berta Plazaola 




La dura frialdad de la pared donde me apoyaba traspasaba mi cuerpo mientras en la cama de la sobria sala común del hospital de Lebu, arrinconado en el fondo de una habitación hacinada, junto al privilegio de la única ventana, agonizaba mi padre.

Su mirada opaca fija en la paloma -que acicalaba sus ennegrecidas alas despeinadas por el viento- parecía divagar a través de un desfile amargo de imágenes, culpas, acciones inconclusas, relaciones no resueltas, palabras no dichas.

Mi padre moría y era yo esa paloma impertinente que retrasaba su agonía...  

martes, 25 de noviembre de 2014

093 LA TALA

"La tala" por La Chica de Urano



Como un rito sagrado, cada mañana abría la ventana de mi habitación y contemplaba, por algunos minutos, al frondoso árbol que yacía erguido frente a mi casa.

Ese breve momento, me bastaba para volver a mi tierra natal, Lebu, donde solía pasar tardes enteras jugando en un árbol igualito al que ahora veo por mi ventana. Así comenzaban mis días, con esa dulce sensación de hogar. Hasta que una triste mañana, me desperté con el susurro de una voz. Era casi imperceptible, pero alcancé a oírla. Casi sin aliento, pedí ayuda. Me incorporé en la cama asustada, miré para todos lados, no había nadie alrededor. Al comprobar que todo estaba bien, me levanté con tranquilidad. Como todos los días, abrí las cortinas y miré hacia afuera. Mi Lebu ya no estaba... había sido cortado.  

092 PRIORIDADES

"Prioridades" por Ñandú 77




Erase una vez cierto país en el cual sus jóvenes necesitaban educación pública, científica de gran calidad y gratuita. A cambio de ello, gobiernos de derechas, prefirieron apoyar alevosamente a la privada, religiosa, de cuestionable calidad e incuestionable onerosidad.

Un día, José Prolet, diputado socialista se "atrevió" a proponer una Ley de Becas Universitarias (LEBU). Los opositores a ella pusieron el grito en la televisión, alegando que no había dinero para eso o que no querían populismo escolar. La extrema izquierda no la secundó porque no les pareció "radical" ni integral. Varios ex alumnos tampoco apoyaron porque a ellos no les tocó.

Las derechas aprovecharon para convertirla en una dotación de almuerzos que pronto se redujo a recibir sólo un plátano, cada tercer día, "cortesía" gubernamental.

Así, en un abrir y cerrar de votos, millones tuvieron que tragarse una Ley de Bananas Universitarias... ¡Ah que Potásica República!  

091 HIJO DEL VIENTO

"Hijo del viento" por Berta Plazaola





Elegí un camino diferente para ir a tu encuentro en vez de esperar nueve meses a que descendieras por mi útero, recorrí cientos de kilómetros entre los paisajes del sur hasta Lebu, "la ciudad del viento", para conocerte...

Un largo viaje hasta la resistente Arauco, recorriendo bosques siempre verdes, amplios y profundos ríos color celeste, tristes cerros arrasados y en el momento de ese mágico encuentro, mi corazón se preguntaba ansioso: ¿Podré ser una buena madre? ¿Me querrá?¿Nos reconoceremos?

Te vi, me miraste, sonreíste, nos reconocimos, me salvaste, te salvé.  

090 LA ETELVINA

"La Etelvina" por Klain




Madraza como ellas hubo pocas.

La Etelvina amaba sin medidas ni co6ntrol.

A todos por igual, camine, se arrastre, hable o ladre.

Un día, mortificada por los males del mundo, se entristeció tanto que empezó a llorar.

Lloró y lloró. Cataratas de lágrimas y así siguió hasta que el pueblo entero de Lebu, se inundó.

Fue entones que opensó en salvar a todos.

No hubo forma de explicarle que el agua no era mejor para Pedro con su cuerpo de cartón o para Matilda toda ella de sal.

Y allá mandó a Felipe, de una hasta el fondo con su peso de plomo.

Y el pobre Juancito hecho de papel de barrilete, nunca pudo volar.   





089 LEBU COMO LE BUT

"Lebu como Le But" por Volosía




¿Hay murciélagos en las playas de Lebu?, el pájaro pregunta al piélago de Chile y el mar sin nombre le da su mano, ola de noche. Tras entrar en la ciudad a lo largo del mar rizo, el pájaro viajero piensa en su soledad vagabunda gorjeando al viento que anima a la arena de la playa larga. Y como las hojas secas de los árboles pasan por rojos tejados andando hacia la viña oscurecida de los sueños sonrosados, el pájaro comienza a tocar los cristales para que las personas lo vean como si fuera la palabra que abriera su corazón. Porque es un pájaro quien sube a la escalera concha de los recuerdos, mientras busca vida dentro de la vida y no deja de viajar a las ciudades, la persona pájaro, clave de historia sin fin hasta que desde la cueva del toro Lebu se oyera como Le but por la luz. 

088 EL ACUERDO

"El acuerdo" por El Amigo Gallego




Allí estábamos ante el ilustre juez; leyó con parsimonia el testamento y todos aceptamos la voluntad de aquel acuerdo. Una vez leído, nos llevó a la Piedra Bramido del Toro, en la que había una mesa, con sus cenizas sobre ella.

Tomó la palabra y dijo: 

-Cuando la tristeza llama a nuestra puerta, siempre entre caballeros, echar al aire las cenizas de nuestro difundo amigo, es una acto de cariño y respeto.

"Esta urna así alzada, significa el sentido de tener entre las manos nostalgias de pasados que, con aromas de cielo, envuelven el corazón de gratos recuerdos-, y un silencio enmudeció nuestras almas. Así son las despedidas, pensé, las auténticas, las que encierran las verdades y los sentimientos.

Y al esparcir sus cenizas al viento en este lugar mágico de Lebu, pudimos oír por última vez el susurro de su voz como un sueño que despierta nuestros anhelos.   

087 A PATRICIA

"A Patricia" por Quitu



Un cencerro era lo que compré en la tienda de Ubaldo. Lo envolvió en papel madera y pegó la tarjeta con un girasol de tela.

Luego, en la finca de los Fernández, ella lucía coquetamente el dorado objeto. Todos se sorprendieron al verlo en su cuello. Era pequeño y su sonido endulzaba el ambiente

Recuerdo una tarde en el campo, yo recolectaba insectos y le contaba mis picardías infantiles. Ella relataba historias de minas de carbón y aventuras en la playa.

Tenía la habilidad de provocarme esa risa tan pura, que hacen a los niños retorcer y tirarse al suelo a carcajadas.

Entre los regalos, estaba mi tarjeta y el girasol. Me sentí débil, niño y releí esa dedicación: "Patricia, feliz cumpleaños. Dejaste tu país para servir a esta familia. Hoy te obsequio un pasaje a tu lugar "Lebu" y un cencerro para que al hacerlo sonar te devuelva mi sonrisa".        

086 MI LEGADO EN LETRAS

"Mi legado en letras" por Catalina Siguañez




Buscando refugio, huyendo de la muerte, así llegué a conocerte.

Un lugar sin nombre. Miradas ausentes. Entre montones de arenas blancas pude ver alicura en el alumco. Tu reflejo es el mío, he vuelto, has vuelto. Soy lo que entonces, rocas, montañas, Bío Bío. Por momento abrigué monjas, montoneros. En ocasiones fui Neruda, fui Rojas Pizarro abriendo paso a la vida a través de las letras. Su infancia hizo crecer mis raíces.

Todos ellos que fui uno solo, percibieron la magia hoy transformado de carbón a cine. Sigo siendo el mismo, albergo en mi naturaleza mi historia, que es vuestra historia y la reparto al mundo mediante tu existencia.

Ansío la paz, por eso llegaron a mí quienes huían de la muerte. Mi legado eres tú respirando. Cada vez que percibes la naturaleza conscientemente profundizas tu relación con la Vida y aquel miedo primigenio se disipa, entonces puedes ser quien soy: Lebu.

085 PUBERTAD

"Pubertad" por Berta Plazaola




Al enfrentarme de improviso al túnel, mis pupilas tardaron en acostumbrarse a las sombras, sólo tenía el rasgueo del miedo palpitando en mi sien y mi boca seca y amarga en contraste con la humedad escurridiza de mis manos...

Mis tripas amenazaban con vaciarse estrepitosamente sobre el rocoso suelo, las estridentes risas de mis amigos habían desaparecido, y el silencio amenazaba con asfixiarme.

Sólo el suave bálsamo de la voz de mi profesora hizo eco en mi memoria poniendo freno a mis desbocados sentidos...

"Cuenta esta leyenda de Lebu que en esta caverna un gran botín de oro y plata fue escondido por el pirata Benavides..."

Y me aferré aliviado, con esa historia de piratas y tesoros escondidos, a los últimos vestigios de mi niñez, en donde el miedo finaliza al divisar la claridad al final de la caverna.  

084 VIDA EN LA SANGHA

"Vida en la sangha" por Cocorotas



"Vivo sin vivir en mi", creo que dijo una santa española. O puede que fuese portuguesa. Ya no estoy seguro de nada, ni siquiera del día de la semana. Y es que aquí, en la sangha tibetana, los días se suceden en un continuo devenir. Mucha velita, mucho incienso, y ni un jodido reloj.

Los monjes me tienen loco con tanta meditación absurda. "El agua fluye por debajo del puente. Pero es el puente el que se desplaza", la última ocurrencia del Cocorotas, el instructor de los novicios. ¡Cuatro días pensando en un puente mal atornillado!

Creo que me equivoqué al cambiar de religión. ¡Al fin de cuentas, aquí en Lebu todos son católicos! Por suerte, el Cocorotas está miope y no se fija en los auriculares. Con mi iPod, el camino hacia la iluminación será más llevadero. 

083 NUNCA ES UN BUEN MOMENTO

"Nunca es un buen momento" por Madame Juju




Brillaba mucho la luna esa noche. Antonio la miraba con lágrimas bajando a mares por su mejilla. Sostenía fuertemente algo entre sus manos y su pecho. Hacía diecisiete horas que no lo soltaba, también hacía diecisiete horas que no reaccionaba.

La noche anterior estuvo con sus amigos, tomó algunas cervezas y volvió a dormir porque tenía que ir hasta Lebu a la mañana. Pero eran cerca de las seis cuando se tuvo que levantar por una llamada, una llamada que lo despertó y lo aceleró. Se vistió sin mirar, tomó una foto que estaba suelta en la mesa, subió a su auto y aceleró. Eran malas noticias las que lo habían despertado, de esas que no te dejan ni pensar ni respirar. Cuando llegó, el médico de guardia le saludó con palmadas en la espalda y le pidió que le acompañe a un lugar apartado. Antonio solamente lloró. Lloró con infinito dolor.

082 LA USURPADORA

"La usurpadora" por Madame Juju



Había ido a Lebu temprano, y cuando volví allí estaba. Cerré la puerta lentamente sin dejar de mirarla. A ella, a la usurpadora. Quise hacer como si no me sorprendiera su presencia porque por dentro, yo sabía que vendría. Era desafiante reconozco, me seguía por toda la casa y me miraba fijamente. Yo sentía que se me erizaba la piel, incluso que se me retorcían las entrañas. La ignoraba pero no se iba. Se quedó mucho tiempo hostigándome en silencio. Pasó el tiempo y no pude ser el mismo, me había atrapado débil y me perseguía incansablemente. La gente se daba cuenta y se qué comentaban en voz baja. Una vecina, preocupada, me mandó un especialista que no demoró en visitarme. Yo tirado en la cama vi como rápidamente la reconoció "hola tristeza, aquí ya fue suficiente, nos vamos". Y sin más se marchó con ella. La maldita también me dejó.

081 AMANDA

"Amanda" por Madame Juju




Amanda no era lo que uno se pueda imaginar de alguien con ese nombre. Sencillamente porque no amaba. Era excelente bailarina y una gran lectora de clásicos modernos. Tomaba el café muy caliente con dos cucharadas de azúcar, y comía chocolate en barra. Pero no amaba. Se besó con varios hombres y una que otra mujer. Viajó por Sudamérica y conoció España. Pero no amaba. tenía un trabajo interesante en Lebu que la hacía feliz. Pero... no amaba. O eso decía ella. Alguien una vez me contó que le conocieron un novio, hace muchos años. Supuestamente ese novio había conocido las profundidades del corazón de Amanda, y el de muchas otras, así que la abandonó a los tres años de relación. Yo creo que Amanda ama, ama sus ganas de ser amada. Pero no lo permite, tiene miedo de que la lastimen. Amanda no se arriesga, por eso prefiere no amar.












080 PREGUNTA DEL MILLÓN

"Pregunta del millón" por Ñandú 77




Fausto conduce orgulloso su automóvil por la costera a Valparaíso. Su meteórico -y nada ético- ascenso en el banco que trabaja le ha permitido darse ese y otros lujos. Lleva consigo un maletín con las pensiones y ahorros robados a varios ancianos.

Pisa el acelerador, el viento pega en su rostro y cabello, su pedantería es más potente que los caballos de fuerza del motor. En una curva se descuida y se precipita muy bruscamente hacia el océano; queda inconsciente. 

Al despertar está en un banco llamado LEBU CORPORATION. Un cajero de nombre Diógenes Fénix, de unos noventa años de edad, con un signo de dólares en su cuello marcado con fuego, esquelético se acerca.

-Señor, ¿más depósitos o va a retirar?

Fausto duda mucho; ve su ropa mojada, al dinero, al cajero... 

-Uno más -responde.

Es rescatado y su carro está desecho, el dinero hundido; él queda cuadrapléjico.



079 SOÑARÉ CONTIGO

"Soñaré contigo" por Camino




Aproveché los vientos de Lebu para atar mis sueños a un cometa y dejarlos bailar con las nubes al compás del ruido del mar. Aproveché mis recuerdos de Lebu para sonreír en ese helado segundo, cuando la muerte me vino a buscar.

078 EL DESPUÉS, EN LEBU

"El después, en Lebu" por Maciel Palermo





No me resultaba extraño que nos hubiéramos encontrado aquella vez, en Lebu. Tú escapabas de un pasado terrible, yo me obstinaba en evitar el futuro. Y en Lebu no existe el tiempo. Ahora lo sabemos.

-¿Ves aquellos puntos negros, lejanos en el mar? Son los muchachos con sus tablas. Cuando estén aquí, en la orilla, junto a nosotros, nuestro amor habrá muerto.

Golpeado como tú, descreído como tú, te creí. Nos besamos en silencio, y no volví a verte, hasta este preciso día, pasado ¿cuánto tiempo? Imposible saberlo en Lebu. Allí están los jóvenes surfistas, en el mismo sitio inasible, detrás del horizonte. Y el océano en las rocas. Aquí, nosotros, temblando, diciéndonos que sea verdad, o acaso un indescifrable delirio: el tiempo no ha pasado, y podemos confiar en que nuestro amor será eterno; por fin algo eterno en nuestras vidas. En un tiempo sin tiempo. En Lebu 

077 A SOLAS

"A solas" por Madame Layla




Sin duda, esa era una noche serena. Las manos teñidas del rojo vivo de la sangre, el silencio, la soledad, el vacío y una extraña sensación de tranquilidad que se transformaba en sonrisa en su rostro. Quizás, después le echaría de menos. Quizás, anhelaría nuevamente su compañía, los atardeceres juntos en la playa Lebu. Por ahora, le era más que suficiente el calor, casi extinto, del fuego que hubo recientemente en la chimenea. El reflejo de la luz del cuarto del lado y el juego de sombras que formaba en la estancia. El filo del cuchillo cómplice de la noche. El cuerpo inerte de la que había sido su amada y una copa de vino.   

domingo, 23 de noviembre de 2014

076 CROATOAN

"Croatoan" por Nereo Welch



Los rayos del sol entran débiles a través del ventanal velado por unas cortinas blancas. Me deslumbran el rostro despertándome. Mis ojos tambalean entre la penumbra de mis párpados hasta que por fin los abro. Miro el reloj que está junto a una foto de mi único hijo sobre la cómoda. Acaba de amanecer hace unos pocos minutos. Con mi mano, rozo el lado izquierdo de mi cama. Está vacío, y extrañamente helado. Volteo sólo para ver que la joven con quien he pasado la noche se ha largado. -"¡Típico! ¡Mujeres!" -gruño.

Me levanto torpemente. Trato de sintonizar la radio a baterías pero sólo se escucha estática. Extrañado, cojo el celular por si hay algún mensaje, pero está muerto.

Una sensación perturbadora me obstruye mi mente, y hace que camine hasta el balcón donde miro Lebu desde lo alto de mi habitación.

Al parecer yo soy el único.

La ciudad entera está vacía  



075 UN DÍA CUALQUIERA

"Un día cualquiera" por Quillen



El espejo del Hotel Plaza Lebu, le mostró un hombre desconocido. Un hombre prematuramente canoso, barba descuidada, sonrisa malévola. La imagen comenzó a recorrer el mundo íntimo de su ser.

Miró en lo profundo del espejo buscando al individuo que vivía en la lenta velocidad de otro tiempo... Comprendió que ya no estaba allí.

-¿Por qué esconderme? Este es mi presente, amasado con ayeares de oscuros sentimientos, cruces y tormentos, secretos y errores. ¿Un resbalón el tiempo mecánico? -se dijo... Y silenciosamente la máscara se triza.

074 UNA VISIÓN DE MUERTE

"Una visión de muerte" por Rustam




Era una noche helada y aterradora. Estaba perdido y sumergido en los suburbios que estaban cerca de una ciudad llamada Lebu. Sentía hambre y frío, no había nadie por esos sombríos alrededores, estaba asustado, mi rumbo era desconocido, en realidad no sabía qué hacer.

Sólo quería que todo esto terminara y que la mañana pronto llegara. Caminaba en dirección a una claridad tenue que se divisaba remotamente, no sabía si continuar o aguardar allí hasta la salida del sol.

Decidí avanzar, pero mi destino estaba previsto y caí en medio de una ciénaga, donde nadie podía socorrerme. Sentí temor, pero alcé mi rostro hacia el cielo, cerré los ojos y dejé que mi frágil cuerpo se perdiera en esa colosal oscuridad.

073 ¿DÓNDE MUEREN LOS PÁJAROS?

"¿Dónde mueren los pájaros?" por Mario Kupit



Paseando por la ciudad de Lebu, ciudad de viento... Hace pensar en que el él que se lleva los pájaros del lugar cayendo al río y siendo devorados por los peces. El viento de la ciudad de Chile representa el sentir y palpar del visitante a la urbe. Paseando por esta villa hermosa el viento pone de relieve la emoción de sucumbir entre el viento, el río, el mar y los cerros. Seres mágicos que logran hacer todo lo que otros ni lo sueñan. Volar, hablar, cantar, caminar, saltar, nadar, ir al mar, río, nieve, montaña, campo y a la ciudad. Libres como las nubes, el aire, viento y el amor. Los pájaros vuelan por ello no vemos dónde mueren, es uno de los milagros de Dios... ¡Los pájaros no mueren!

072 INCONSECUENTE

"Inconsecuente" por Saulo



Era un novio más que enamorado... sus ojos expresaban pasión, según se desprendía de su comportamiento para con Irene: aún adolescente, atractiva y sensual. Sí, aunque ella no era antojadiza, a Carlos siempre se le notaba obsequioso y servicial... Nadie osó insinuarle que se casara. Él, y no ella, se preocupó de convertir el noviazgo en matrimonio...

Así las cosas, siempre azuzada por Carlos, ella llegó con complacencia al Registro Civil de Lebu. Al día siguiente, Irene, orlada de blanco y confiada en la puntualidad de él, llegó a pasos de la iglesia, mas no bajó del automóvil que la condujo... Claro, luego se supo que un amigo de Carlos que la detuvo antes de llegar, dialogó así con ella:

-Carlos no se casará por la Iglesia...

-¿Estás seguro? -preguntó ella, como sofocada.

-Sí, seguro: no asistirá -aseveró su interlocutor.

Irene, sin perder la compostura, sentenció:

-A los tribunales... sí...






071 CONSULTA

"Consulta" por Saulo



Cuando Mario cumplió los veintiún años conoció a Mariana, de dieciocho, y se puso de novio con ella. Ergo, olvidó, incluso, su deporte predilecto. Claro... necesitaba verla a cada momento. Enseguida, comenzó a planear el casamiento. Ella, no lo contradijo; sí lo consideró inmaturo.

Pronto, él se volvió celoso... Verbigracia: Cuando ella salía con sus amigas...

Así, los celos comenzaron a complicar la armonía de la pareja. Entonces, Mario concurrió a un psicoanalista de la ciudad de Lebu... y le contó de sus cuitas de amor.

-¿Ella es intransigente? -preguntó el psicoanalista.

-No... -contestó Mario con cortedad.

-¿Sus progenitores son acaudalados? -preguntó el psicoanalista.

-No...  en absoluto -contestó Mario.

-Sus líneas, su rostro, sus ojos, sus dotes corporales ¿Cómo son?

-Inolvidables... -contestó Mario con prontitud.

-Mm..., a simple vista, lo suyo: ni es amor ni es interés. Mm... ¿Cómo le explico...? ¿Usted conoce cómo opera un termostato? 

070 DECISIÓN

"Decisión" por Quillen



Un día veraniego en Lebu. Con los últimos rayos de sol, Ermeregildo Ramos elige sentarse en el comedor. Matas amarillas contoneándose. Sendero de ovejas. Montañas. Río de nieves derretidas. Lo sobresaltan ladridos y cencerros. Yergue la espalda sudorosa. La mano rastrea por el banco. Tabaco. Yesquero. Al final, puñal enmohecido... 

069 ¿ACASO EXISTEN LAS CASUALIDADES?

"¿Acaso existen las casualidades? por Henry



Un día se marchó dejándome una nota diciendo que no aguantaba más la presión y que se iba a la ciudad de la luz, que le habían ofrecido trabajo en una galería de arte. Así que, dejé de ser su musa, dejé de ser su "Gala".

Nos reencontramos unos años después una noche en aquel garito de París, yo, que nuca había creído en las casualidades.

Entonces nuestras miradas lo dieron todo, lo que habían estado callando en silencio. Me abrazó, buscó mis labios desaforadamente y me besó con esa constancia conocida. Entrelazó mis manos con las suyas, apretándome contra él. Noté su creciente deseo. Salimos de allí a toda prisa. No regresé a mi hotel, nunca regresé a Lebu. 

068 CIENCIA INFUSA

"Ciencia infusa" por Henry



Con esa exactitud tan característica que tiene la ciencia infusa, intentaba mi abuela Aurelia explicar cómo mi abuelo apodado "El Zahorí de Lebu", cuando reclamaban sus servicios, iba en busca de su "varita mágica", una rama de olivo en forma de uve. Se ponía serio, se concentraba y dejaba hacer a las ramas que sujetaba, que fueran a su libre albedrío. Caminaba despacio y las varas se disparaban con estrépito hacia arriba señalando el camino. Ya en el punto exacto comenzaba a excavar a la antigua usanza con pico y pala hasta que el agua manaba a borbotones...


067 HISTORIAS DE LA MAFIA

"Historias de la mafia" por Henry



El chófer tomó el primer desvío cerca de la Avenida Dr. Meza de Lebu. Llovía a cántaros y el limpiaparabrisas se movía ritmicamente mientras sonaba en la radio una canción de Toto Cotugno. Salvatore vestía traje mil rayas hecho a la medida y zapatos impolutos. se entreabrió la gabardina, sacó el arma y le colocó el silenciador, el mismo gesto repitieron los dos hombres que lo acompañaban. Se bajaron del coche, entraron en el local y sin mediar palabra dispararon vaciando sus cargadores por completo. Volvieron al vehículo sin levantar sospechas. La deuda había sido saldada.