Martina
tiene pocos años, ella dice que tantos desde el día que nació, quién sabe si
esa es la verdad. A ella, su abuelo le regaló un caniche Toy, en agradecimiento
le puso de nombre Lebu en homenaje al pueblo donde nació él.
Al
perro se le cae el pelo, a ella también, el perro ladra, ella también, el perro
trastabilla, ella se cae. Son el uno para el otro. Un día a Lebu lo secuestran,
ella llora noche y día y de repente disca en el teléfono el único número que
conoce y pregunta: ¿Lebu cómo estás? Muy lejos de allí, Lebu responde: ¡Acá
estoy!
El Tiburón
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