Todos miraban de
lejos el bote vacío, ¿sería una trampa?
Ya pasaban las seis horas y no se acercaba nadie.
—Ha sucedido otras
veces —decía el de más experiencia. —No podemos confiarnos…
—¡Veo a varios
pescadores acercándose a la orilla! —interrumpió uno de los mozalbetes.
—¡Entonces tiene
que ser ahora! —dijo el jefe y se lanzó.
Los más jóvenes,
muy asustados, lo siguieron. El cardumen de peces debía alcanzar la
desembocadura del río, y salir al mar, antes de que los pescadores lebulenses colocaran
la red.
Jhusun
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