jueves, 22 de febrero de 2018

066.- ENCUENTRO

En esos momentos vive plenamente. Mientras deviene payaso, avanza hacia la felicidad, hacia  las risas, hacia los colores que el gris, que le recuerda el carbón de antaño, se empeña en eliminar de su corazón.
En el cementerio de Lebu se encuentran diariamente. Ha descubierto en ese espacio  de silencios, la plenitud de la vida. En él,  las almas celebran las visitas y las flores, y se regocijan en un mundo sin muerte.
Junto a su sepulcro, él la siente tan viva como el pasto que allí crece. Ha retirado la losa gris, porque ella necesita el cielo, el sol y el aire de Lebu, su pueblo.  Es su mano etérea la que lo guía mientras se viste de colorines y transforma su rostro. Su presencia acompaña su torrente de recuerdos.

Luego vuelve al sepulcro de su casa, para morir con la apariencia del hombre sin color que espera el renacer del mañana.
Verando 

5 comentarios:

  1. Una visión original del cementerio de Lebu como un espacio de vida de las almas. Buena idea bien escrita.

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  2. Una extraña forma de vivir un cementerio que satisface a los que creemos en la vida después de la muerte.

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  3. Las imagenes que se crean en la lectura, me guian a tener otra explicación de la "tristeza" en las caras multicolores de los payasos

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  4. ¡Que idea rara hablar de un payaso en un cementerio! Me hizo reflexionar acerca de la muerte. Me gustó el trabajo.

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  5. Excelente narración que invita a reflexionar sobre la dualidad entre la vida y la muerte, la nostalgia de los que ya no están pero siguen presentes de alguna manera.

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