Estoy solo. Nadie puede verme en la caverna, y me enoja. No
se por qué.
Me encierro y me veo, pero no me entiendo.
Ni siquiera
puedo recordar la última
vez que lo hice, y ni he vivido tanto. Me entristece ser así, estar así. Me
echa para abajo. Y abajo me quedo.
Todo cambia
cuando te veo, me sabe distinto, y es como si fuera posible que me veas, que me
abras. Me alegro. Me ciego. No te dejo.
Estoy tan
encerrado, ni un alma anda en la caverna de Benavides. No puedo salir, y me
enoja. Te quiero. Y me desespero.
A.M.M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario