miércoles, 18 de enero de 2017

047. UNA AUSENCIA INSEPARABLE

No recuerdo a mi Padre jugar conmigo, ni menos salir de paseo a algún lugar de Lebu. No recuerdo a mi Padre verlo sentado en frente a un acto escolar, tocando mi guitarra, cantando o recitando poesía. No recuerdo a mi Padre disfrutar juntos de mis cumpleaños, con payasos, títeres y magos, con primos y amigos infaltables. No recuerdo a mi Padre entregarme al altar, verlo llorar de alegría por verme avanzar en un nuevo proyecto de vida. ¿Pero saben? Eso no me entristece. Ya que si recuerdo un Padre que me entregó todo aquello que siempre necesitaba para jugar. Clases de guitarra y canto nunca faltaban. Mis cumpleaños adornados con sorpresas, él con sus manos los hacía. Sus besos y susurros de amor al oído nunca faltaron ni en las mañanas ni en las noches. Mi Padre, minero del chiflón, en la oscuridad de casa feliz salía y en la oscuridad cansado llegaba.

O. J. Medina





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