Estando en Lebu, la fiesta que se hizo esperar, a muchos cogió en la brega, de las prisas para entrar.
Una gorda que suspira, por las escaleras resuella. Es, su gran preocupación: el pensar, que ya no llega...
Y, la novia del chaval -que, a tirones que él le da-, va por los aires, que vuela; sin pararse a protestar, del sobeo que le dan: los mozos de esta ciudad...
Llegada la hora, ¡al fin!: se arremolinan las gentes y, en la plaza -casi llena-: alzan las voces -clarines-; suenan: más bajo -timbales-...
¡Comienza!
Ya está el toro en la plaza:
Los ¡oles!: van con la terna; y, el diestro: que, por valiente -del peligro-, ni se acuerda...
Entre tanto griterío: todo es normal en la arena.
Nadie, repara en sus formas; y, a un poco más, ni respetan: a la autoridad -que preside.; cuando tarda en dar orejas.
Axarcol
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