miércoles, 18 de enero de 2017

046. ETERNA SOLEDAD

El silencio es agobiante. Mis pensamientos retumban en el lugar, oscuro, sin vida. No existe día, no existe noche, tan sólo el momento.
Una risa a la distancia me despierta al fin en un sueño eterno. Busco desesperado el origen. Muchas entradas, pero ninguna salida. Voces, palabras y música inundan mi mente, alimentándolo sin llenar, insaciable. La risa otra vez, más cerca me acoge.
Me acerco cuidadosamente, sin llamar la atención. Observo en silencio tratando de no cometer de nuevo aquel error, espantados por mi imprudencia, la soledad por mucho tiempo fue insoportable.
Grita, canta y baila. El niño se detiene brusco. Gira a su alrededor buscando su retorno. Se ve asustado, solloza inmóvil y perdido. Pero cuando mi alegría se acrecentaba, una luz nos rodeaba llamando al pequeño. Él corrió aliviado al encuentro perdiéndose, ambos, hacia el exterior.
Ya habrá otra oportunidad pensé. Yo, Benavides, disfrutará con alguien mi tesoro, eternamente.

O. J. Medina






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