jueves, 12 de enero de 2017

037. EL JOVEN DOCTOR

Bondadoso hasta la irrealidad, Julio se tituló de médico y tuvo algunos años para decidir la especialidad. En junio de 1975 dejó Santiago y viajó en tren hasta Concepción. Su destino final era Lebu, donde trabajaría algún tiempo antes de emprende nuevos rumbos. ¿Estaba feliz? No sabía. Era el pueblo de todos los veranos de su infancia y adolescencia, el mágico escenario de la calle Saavedra, del antiguo cine, de la plaza, de las playas y el campo adonde iba con su familia. La felicidad estaba allí.
Cuando llegó al hospital, sintió una oleada de miedo y una duda: si Lebu había sido libertad ¿qué era ahora? ¿Una cárcel? Pensó tomar un bus de vuelta, pedir nuevo destino. Pero las hojas desprendidas de un árbol tocaron sus zapatos y olió la próxima lluvia. Fue la señal: el viento que la traería sólo podía ser el viento de Lebu. Entró.

Memoriosa





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