lunes, 16 de enero de 2017

044. CÓMO APRENDER A NADAR

Los domingos en el Valle son para diversión familiar. Lihuén oye a su abuelo diciendo (para toda ocasión) "los remolinos son tan fuertes que es difícil mantenerse a flote". Descubre que no puedes manejar la profundidad. Lejana oye una voz dulce "no entres en pánico". No puedo mover mis extremidades. Recuerda "no tratar de nadar en contra de la corriente". Debes flotar y no patalear. Sigue con la mirada mientras se dirige a otro ducto, ingresa y los espacios son confinados y saturados de agua. Los pensamientos e imágenes vuelan en sus ojos. Adiós Pichiche, fue la última palabra que oyó con nitidez. Lihuén sale somnoliento del agua mira y pasa a sonochar su cuerpo en la margen izquierda del Leufu. En algún tiempo llegan los rescatistas con la bolsa termosellada.  

Julio Petermann











1 comentario:

  1. Breve, pero fascinante relato. Me ha recordado a algunos clásicos, como Allan Poe, pero también a algunos contemporáneos. El ritmo de la narración se acompasa perfectamente con los hechos descritos, con un giro rápido al final que resulta cortante, pero al mismo tiempo fresco. Y, al menos en mi caso, ha dibujado una media sonrisa de humor... negro, claro!

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