Siete brillantes colores, desplegados sobre un manto celestial sobrevuelan la superficie de Lebu. Y de ellos, una atenuante lluvia, que con suavidad y dulzura, impregna hogares de nostalgia y tristeza. Hoy, con normalidad, los destellos coloridos brillan, para horas más tarde el Sol aparecer. Un fenómeno enigmático de dimensiones desconocidas surge; y por momentos, el celestial entorno se vuelve transparente. Nadie sospecha que sobre Lebu la felicidad llega, para hoy quedarse y mañana hacerse eterna, tan eterna como la próspera juventud que algún día un anciano tuvo y seguirá soñando con anhelo de volver a tener.
Cangrejo
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