El viento arreciaba indolente de mis mejillas, coloradas por el frío matutino. No vislumbraba los barcos en la línea del horizonte, y la verdad es que no me preocupaba. Era majestuoso.
A pesar de que mis labios se encontraban resecos y pegados a causa de tan gélido clima, querían abrirse, rajarse y soltar un grito de asombro.
Recuerdo mis días previos. Preocupado siempre, pero con la intención fija de poder conversar con Alejandra acerca de tantas cosas. Nuestro presente y nuestro futuro. Nosotros y nuestra dulce Emilia.
Giré la vista; primero a mi derecha esperando encontrar a mi pequeña. Vacío. Luego hice lo propio hacia mi
izquierda, buscando a mi amada. Nada.
Años atrás el panorama habría sido diferente: sol, gritos de alegría y besos. Muchos.
Ahora esperaba expectante y paciente el impacto de la inmensa ola que se alzaba frente a mí, mientras la estación de radio informaba el inminente tsunami en Lebu.
Ffigueroay
Interesante relato
ResponderEliminarBuen texto!
ResponderEliminarBuen relato!
ResponderEliminarFileteee, me gusto mucho :)
ResponderEliminarBueno!
ResponderEliminarEncuentro que habla de algo súper fuerte y que todos en lebu sufrieron. Una realidad que nadie pasó por alto y que a años del suceso vuelve a marcar mi memoria. Muy bien escrito
ResponderEliminarMe gusta la forma en la que el relator describe su entorno.....casi me puedo imaginar el estar alli.
ResponderEliminarMe gusta la forma en la que el relator describe su entorno.....casi me puedo imaginar el estar alli.
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