lunes, 30 de enero de 2017

057. TÚ TE BUSCAS EN MÍ

Corrí, corrí sin parar. La lluvia caía sobre mis párpados, y acariciaba mis lágrimas. Una calle tras otra, bajadas al río Lebu. ¿Dónde detenerme? ¿Dónde estaba siquiera?
Ellos me habían traído hasta aquí. Sin preguntar. Me lo habían quitado todo, todo lo que amaba. Toda mi vida.
Los pies ardían bajo mis zapatos. Una cueva.
Me senté sobre una piedra, refugiada de la lluvia. Y entonces la recordé, mi única pertenencia.
Saqué del bolsillo mi querida libreta, algo mojada. La abrí y me puse a escribir. O al menos lo intenté.
Por primera vez en mi corta vida, las palabras no fluían. ¿Qué escribir? ¿Para qué escribir?
"Tú te buscas en mí. Yo escribo para ti". Susurró a mi lado un chico, con un apellido bastante colorado
Entonces tomó mi mano entre las suyas, y desde aquel día no pude parar de dibujar palabras ambiguas, sobre el papel mojado.
Aquella noche, Gonzalo me cambió.

Ailín Elisa








056. HÉROE DE SANTA ROSA

El humo nublaba casi todos mis sentidos. Las vivas llamas se acercaban poco a poco, danzando hacia mí. Tenía que lograrlo.
Fue entonces cuando empecé a imaginar: Santa Rosa era un reino que había sido atacado por una tropa enemiga y sus dragones.
Allí entraba yo en escena, de bombero, me convertía en un noble guerrero que sólo deseaba acabar con el dragón, para terminar con las llamas que aterrorizaban mi reino.
Así es como me adentré entre las viviendas, el humo y el fuego, combatiendo a mi terrible enemigo con mi única arma: mi manguera llena de agua, que ahora era una gran lanza medieval.
Ayudé a los aldeanos a escapar de sus viviendas, y no paré de luchar contra el monstruo rojo. Por ellos. Por mí. Por Lebu.
Desperté en el hospital, el humo me había dejado sin sentido. Pero había ganado.
El reino de Santa Rosa, estaba libre de enemigos.

Ailín Elisa





055. A TI NO TE CONOZCO

Él nació un 20 de diciembre, en Lebu.
Mucha gente dice conocerlo, pero nadie lo conocerá mejor que yo.
Yo lo vi cada mañana, correr a la playa desierta, con libreta en mano, algo distraído.
Él era un pequeño especial, ya lo notaba yo, cuando  los cuatro años de edad, lanzaba piedras al río, esperando tener a su padre de vuelta.
Él era un pequeño especial, pero sólo yo lo sabía, y se lo habría dicho, de no haber sido una simple oruga anciana.
Se lo habría dicho, de haber sabido su nombre.
Pero se fue a los diez años, cuando lanzó aquella nota y desapareció.
"A ti no te conozco, pero tú estás en mí porque me vas buscando."
La leí tantas veces, que llegué a sentir que era mía. Pero el pequeño jamás volvió. Y lo extrañé, como una mariposa extraña ser oruga.

Ailín Elisa









miércoles, 25 de enero de 2017

052. HOMBRE CORPULENTO

Hombre corpulento de manos negras y espalda sudorosa. Una mirada cansada y sin sonrisa, pasa el día en la oscuridad tratando de ganar una moneda.
Hombre corpulento de manos mojadas y espalda sudorosa. Una mirada cansada y sin sonrisa, pasa el día luchando con fieras bestias para ganarse una moneda.
Hombre corpulento de sueños perdidos pasa el día, solo pasa el día.
Hombre corpulento de espalda adolorida tu cuerpo tirita con fuerza, destruye lo que toca y te cambia, día a día, estás distinto, ahora con miedo y tristezas ya sin poder salir a ganar una moneda.
Hombre corpulento nuevamente levantarás la cabeza y el pasado será historia y mañana un nuevo día, encontrarás el camino, el camino a esa moneda.

Wilhelm






domingo, 22 de enero de 2017

051. RENOVACIÓN ILIMITADA

Señor Aldo, muy buenas tardes. Perdone que lo moleste en su casa y más en su estado de salud. Soy representante de la Biblioteca Pública Municipal de Lebu Samuel Lillo Figueroa, y he venido porque... verá, eh... es incómodo hacer esta pregunta... mmm bueno, no es que estemos deseando su muerte ni mucho menos, pero considerando su edad y estado de salud, la biblioteca desea saber cuándo va a devolver los libros que se llevó hace 67 años.
¿Señor Aldo? ¡Señor Aldo!... Diablos...

Duma333









sábado, 21 de enero de 2017

050. LEUFU y EL TORRENCIAL

Los niños corrían sin cesar para buscar refugio del frío invernal en la selva húmeda y fría; desolada y perdida en las cavernas en las cuales era el único luego en el cual, se podían refugiar de la fuerte tormenta que hacía que el gran leufu les causara terror; refugiados en las faldas de sus madres que recibían calor; los días de lluvia en los cuales todo se inunda. Las maibo, casi que se van con el fuerte caudal del río, ellos asustados esperaban el alimento que les daba su madre quien desde temprano preparó todo para poderlos alimentar; decidió su papá ponerse a cantar y entretenerlos por el fuerte torrencial ponerlos a deleitarse con la música tradicional; así fue como el pequeño Mabi logró reconocer que vive gracias a que los mapuches protegen a los niños del fuerte invierno del duro torrencial que hace que leufu los pueda arrastrar.

Pico de Plata






049. MAPUCHES

Cabalgaba en mi caballo, recorría la selva confiado de repente llegaron más de tres caballeros vestidos con unos trajes muy extraños que los protegía del frío; no los entendía, hablaban en una lengua extraña y en mi intento de entenderlos uno sacó un cuchillo y muy bravo; comenzó a intentar de retirarme, no me permitía paras hacia el río en el cual me refrescaría; el caballero con un traje muy especial; no me entendía y sacando mi pimpina fue que comprendió que solo quería saciar mi sed; me acerqué al río y observé como se retiraban unas damas viejas y niñas; el caballero me hizo entender que se bañaban y que no podría pasar al río lo llaman leufu y que la tribu no permiten que le falten a las damas; comentaba a los niños en el Arauca un gran patriota llamado Vega de Saldía; asegurándoles que eran Mapuches los que vio ese día. 

Pico de Plata




048. CINCO NIÑOS

Amanecía en la región del Bíobio; las hermanas ya se habían levantado a cumplir con sus quehaceres, dejaban caer en el río de la selva sus grandes baldes de agua; después de haber lavado toda su ropa y la de los cinco niños que habían recogido de la calle en la mendicidad, sucios e indigentes; sin amor por parte de alguien que los ame que los proteja. La bondad de las monjas les permite lograr tener ropa limpia con aroma a la mañana soleada y a la brisa de las montañas en la selva; fresca y eterna, refugio del alma de quienes aman a leufu su fuerte caudal y la claridad de sus aguas. Caudal que enviste de salud de la vida de esos cinco niños y que hoy chapotean en sus aguas. Suaves y cristalinas, limpias y frescas; así es Lebu refugio del alma de quien descubre sus aguas.

Pico de Plata










miércoles, 18 de enero de 2017

047. UNA AUSENCIA INSEPARABLE

No recuerdo a mi Padre jugar conmigo, ni menos salir de paseo a algún lugar de Lebu. No recuerdo a mi Padre verlo sentado en frente a un acto escolar, tocando mi guitarra, cantando o recitando poesía. No recuerdo a mi Padre disfrutar juntos de mis cumpleaños, con payasos, títeres y magos, con primos y amigos infaltables. No recuerdo a mi Padre entregarme al altar, verlo llorar de alegría por verme avanzar en un nuevo proyecto de vida. ¿Pero saben? Eso no me entristece. Ya que si recuerdo un Padre que me entregó todo aquello que siempre necesitaba para jugar. Clases de guitarra y canto nunca faltaban. Mis cumpleaños adornados con sorpresas, él con sus manos los hacía. Sus besos y susurros de amor al oído nunca faltaron ni en las mañanas ni en las noches. Mi Padre, minero del chiflón, en la oscuridad de casa feliz salía y en la oscuridad cansado llegaba.

O. J. Medina





046. ETERNA SOLEDAD

El silencio es agobiante. Mis pensamientos retumban en el lugar, oscuro, sin vida. No existe día, no existe noche, tan sólo el momento.
Una risa a la distancia me despierta al fin en un sueño eterno. Busco desesperado el origen. Muchas entradas, pero ninguna salida. Voces, palabras y música inundan mi mente, alimentándolo sin llenar, insaciable. La risa otra vez, más cerca me acoge.
Me acerco cuidadosamente, sin llamar la atención. Observo en silencio tratando de no cometer de nuevo aquel error, espantados por mi imprudencia, la soledad por mucho tiempo fue insoportable.
Grita, canta y baila. El niño se detiene brusco. Gira a su alrededor buscando su retorno. Se ve asustado, solloza inmóvil y perdido. Pero cuando mi alegría se acrecentaba, una luz nos rodeaba llamando al pequeño. Él corrió aliviado al encuentro perdiéndose, ambos, hacia el exterior.
Ya habrá otra oportunidad pensé. Yo, Benavides, disfrutará con alguien mi tesoro, eternamente.

O. J. Medina






045. UN ADIÓS INESPERADO

Como todos los días, temprano, con mi fiel amigo de casa salía. Un viejo perro ágil y divertido, que a pesar de su avanzada edad corría decidido. De muy pequeño ambos estuvimos, con él a mi lado crecimos. 
En ocasiones se detenía, me echaba un largo vistazo con su lengua agitada y proseguía. Sus movimientos eran torpes y graciosos, a causa de su grave enfermedad que los provocaba contagioso. El camino hacia nuestro destino era el mismo, empinada cuesta que nos esforzábamos con ahínco. Por un segundo miré la hora distraído y de mi amigo a mi vista se había perdido.
Llegaba a la cima cansado y preocupado, a la distancia contemplaba la cruz blanca e iluminada. Debajo, protegido, mi viejo amigo yacía echado inactivo.
Consciente de su partida, lo acompañaba con mi brazo sobre su lomo, acariciándolo como despedida.
Contemplé a distancia su gran ciudad hermosa, quien lo acogió con cariño, amor y grandeza.

O. J. Medina

lunes, 16 de enero de 2017

044. CÓMO APRENDER A NADAR

Los domingos en el Valle son para diversión familiar. Lihuén oye a su abuelo diciendo (para toda ocasión) "los remolinos son tan fuertes que es difícil mantenerse a flote". Descubre que no puedes manejar la profundidad. Lejana oye una voz dulce "no entres en pánico". No puedo mover mis extremidades. Recuerda "no tratar de nadar en contra de la corriente". Debes flotar y no patalear. Sigue con la mirada mientras se dirige a otro ducto, ingresa y los espacios son confinados y saturados de agua. Los pensamientos e imágenes vuelan en sus ojos. Adiós Pichiche, fue la última palabra que oyó con nitidez. Lihuén sale somnoliento del agua mira y pasa a sonochar su cuerpo en la margen izquierda del Leufu. En algún tiempo llegan los rescatistas con la bolsa termosellada.  

Julio Petermann











043. DEMASIADO TEDIOSO

Joan y Berto hablan del "mal amor", aquel amor imposible por culpa de una maldición de las monjas trinitarias de Concepción y no perciben que las maldiciones no prohíben enamorarse. Una maldición lanzada por alguien herido que no se ayuda mucha para ganarse la estima de nadie. Joan y Berto sueñan sentados en el aterrado bar y quieren sus amores de antes, sin embargo ellos existieron, pero se fueron por caminos diferentes y ya no quieren más volver para el pasado sin futuro de los que quedaron en la villa esperando el gran momento y pareció un tanto repetitivo que el futuro pasase y volviese, pasando una y otra vez. Ellas clasifican sus deseos (de ellos) como factitius, un chiste para no decir directamente hechizo y, como ya saben el final de la película, no la viven más.

Julio Petermann   












042. NO CUENTEN EL FINAL DEL LIBRO

No, no podía estar aconteciendo. Seis meses de espera por un libro y ahora ese habitual pasajero del ascensor destila lentamente cada detalle de la historia, sólo para impresionar a una chica tatuada y con pelos azules. Mi desesperación aumenta, porque estoy justo en el fondo, contra la pared del ascensor, apretándome para encajar los otros treinta pasajeros. Y el narrador feliz está llegando al final del libro y no cesa de hablar, no baja en cualquier piso, también no tiene una interrupción repentina de todas las cuerdas vocales. No puedo mover los brazos, la presión arterial sube, quiero enviarlo a Isla Mocha. El ascensor para de repente, la luz parpadea como un rayo, y cuasi comienza el pánico. Vuelve a subir. ¿Va a la planta superior? Entre entradas y salidas, llego a mi destino en estado de shock: ahora, yo sé lo que hizo Morgan Switt el invierno pasado.

Julio Petermann   












domingo, 15 de enero de 2017

041. OSCURIDAD EN LEBU

Y entonces simplemente ajusto mis patines y me olvido del mundo entero, olvido lo tarde que es, olvido que estoy de vacaciones, olvido que este viaje ha sido un desastre, olvido que mis padres no tomaron en cuenta que me desagrada la playa, olvido mis problemas, y sólo recuerdo que estoy en Lebu, que la noche está preciosa y que así es la mejor manera de conocer una ciudad, con la hermosa simplicidad de la oscuridad.

Milow





viernes, 13 de enero de 2017

040. LOS AMORES

En el antiguo hotel de Lebu -Rocha, por el apellido de la dueña-, se produjo, hace décadas, una competencia involuntaria entre dos hombres.
Uno tocaba el piano en el hotel. Atractivo, un aire a lo Clark Gable, bigote, rostro atezado por el sol -era hijo de un rico agricultor y a veces ayudaba en el campo-, hizo latir el corazón de la camarera que servía en las mesas.
Había otro: un profesor con ideas anarquistas, que estaba enamorado de ella. Hijo de un mariscador, había estudiado y tenía más lecturas y palabras que el otro. Entre las melodías al piano de uno y las cartas del otro, se el pasó el tempo, indecisa. 
En oleadas frías pasó el tiempo, como en las playas de Lebu. A uno se le detuvo el cerebro al volante de su auto. El otro desapareció en el 73.
Elisa vive aún en Lebu. Registra los recuerdos, rigurosa.

Memoriosa





039. COMA

Un mar hermoso que traía consigo olas penetrantes de amor. En Lebu, se sentía todo diferente, ese pequeño e irrelevante lugar en las cercanías de Conce, me hacía sentir totalmente vivo. 
Iba como un ser vulgar, sumergido en el coma de las emociones dormidas, pude notar que en un parpadeo la lucha contra el coma de mis emociones había comenzado. 
Mis ojos tomaban color, mi corazón palpitaba y mi alma dejaba las raíces que frenaban su sentir.
La caricia de esa tibia brisa marina destrozaba el muro de angustia que hace mucho fue construido en mi interior, logré sentir aquello que las personas no son capaces de hacer florecer en mí, tan sólo con un mar de vida.
Es hora del adiós, pero nos volveremos a encontrar mi querida brisa de amor... 

Catarsis



jueves, 12 de enero de 2017

038. LEBU NUNCA ES EL MISMO

Recorrí un par de veces Lebu sin verdad recorrerlo, porque como el río que es doblemente su nombre, ningún humano podrá caminar dos veces por las calles de este mismo pueblo.

AlephDaneri











037. EL JOVEN DOCTOR

Bondadoso hasta la irrealidad, Julio se tituló de médico y tuvo algunos años para decidir la especialidad. En junio de 1975 dejó Santiago y viajó en tren hasta Concepción. Su destino final era Lebu, donde trabajaría algún tiempo antes de emprende nuevos rumbos. ¿Estaba feliz? No sabía. Era el pueblo de todos los veranos de su infancia y adolescencia, el mágico escenario de la calle Saavedra, del antiguo cine, de la plaza, de las playas y el campo adonde iba con su familia. La felicidad estaba allí.
Cuando llegó al hospital, sintió una oleada de miedo y una duda: si Lebu había sido libertad ¿qué era ahora? ¿Una cárcel? Pensó tomar un bus de vuelta, pedir nuevo destino. Pero las hojas desprendidas de un árbol tocaron sus zapatos y olió la próxima lluvia. Fue la señal: el viento que la traería sólo podía ser el viento de Lebu. Entró.

Memoriosa





miércoles, 11 de enero de 2017

036. RECORDANDO EN LA PLAYA

Ya atardecía. Elisa comprobó que su cuaderno de apuntes tuviera el papel doblado que servía de indicador. Minuciosa, releyó lo escrito, mientras el viento de la Cueva desordenada su melena canosa.
Esos veranos... todos los años llegábamos en bus hasta el pueblo y el viaje nos parecía eterno. Lebu era irreal hasta que en uno de los innumerables recodos y vueltas del trayecto divisábamos el mar y allí estaba el escenario: olor de mar, de carbón, viento sobre el rostro. Premonición de la felicidad que tendría que llegar porque así estaba estipulada. La vida había dispuesto que los niños que éramos tuviéramos un espacio y un tiempo que estaba acá y no en otro lugar. 
-Elisita, ya es tarde.
La figura de blanco, corpulenta, la vigila.
-Hay que volver al hogar. Mañana otro paseo.
-...
-No se le olvide el cuaderno. Sin él, anda muy inquieta usted.

Memoriosa


035. MAR DESEADO

Desde tiempos remotos nuestro querido mar ha sido deseado por otras tierras. "¡Gran Pacífico Sur!", decía mi querida abuela, orgullosa de su país, de su bella y humilde ciudad. Siempre me recordó que debía sentirme afortunada, cualquier chico de mi edad querría contemplar cuán belleza que nos permite la naturaleza. Hoy no fue la excepción, antes de su partida me hizo prometerle que siempre recordaría de dónde vengo. Ahora, cuando miro al mar sólo puedo ver sus ojos azulados llenos de amor, mezclándose con las aguas saladas. Sería imposible olvidar que en aquel lugar mi abuela me crió con tal amor que no puedo contener. Un lugar como Lebu, lleno de valores y enseñanzas, sería humanamente imposible de olvidar. Nunca sentiría tanta paz como ahora hago, mientras contemplo el mar, deseándolo como todos, a diferencia de que mis recuerdos permanecerán aquí. Mis lágrimas se mezclan con las frías aguas del mar, creando  un lazo inquebrantable.
Catt N.C

034. SEMILLA

Dicen que dios se esconde en el sur del mundo y que guarda sus tesoros en el mar. Al sur de Chile puedes verlo, pero en la gente que cuida sus tierras con agua sin sal. En ellos se ocultan las verdaderas riquezas, fruto del esfuerzo. No brillan ni llaman codicia. Su fortuna es la lucha y la libertad.

Blue Jack Calavera






033. LEYENDA

Érase una vez un río que nació de la confluencia de la vida al fin del mundo. Lo bendijo la lluvia. Aumentó su caudal. Y se convirtió en un pueblo en el que se sumergen los fuertes para encontrar su felicidad.

Blue Jack Calavera








martes, 10 de enero de 2017

032. ARCOIRIS

Siete brillantes colores, desplegados sobre un manto celestial sobrevuelan la superficie de Lebu. Y de ellos, una atenuante lluvia, que con suavidad y dulzura, impregna hogares de nostalgia y tristeza. Hoy, con normalidad, los destellos coloridos brillan, para horas más tarde el Sol aparecer. Un fenómeno enigmático de dimensiones desconocidas surge; y por momentos, el celestial entorno se vuelve transparente. Nadie sospecha que sobre Lebu la felicidad llega, para hoy quedarse y mañana hacerse eterna, tan eterna como la próspera juventud que algún día un anciano tuvo y seguirá soñando con anhelo de volver a tener.

Cangrejo



lunes, 9 de enero de 2017

031. LA CAVERNA DE LA VIDA

Mucho antes de que existiera Lebu y aún antes que el hombre pisara la tierra, ya existía frente al mar, la Caverna Benavides. Claro que en esos tiempos ancestrales no tenía ese nombre y era algo mucho más que una caverna, era un portal de vida. Los humanos no eran como hoy los conocemos, sino que eran una especie de monstruos marinos deformes que se arrastraban y recién salían de las profundidades del océano. Para convertirse en humanos, estas criaturas debían atravesar la caverna siguiendo la melodía de una flauta mágica, la cual, resonaba desde el otro lado del túnel al ritmo de las olas del mar. Los que lograban seguir su melodía y veían la luz al otro extremo de la caverna, se convirtieron en hombres y mujeres que luego salieron a poblar la tierra. Los que no encontraron la salida se quedaron vagando eternamente como sombras dentro de la caverna. 

Oximón







sábado, 7 de enero de 2017

030. IMPACTO

El viento arreciaba indolente de mis mejillas, coloradas por el frío matutino. No vislumbraba los barcos en la línea del horizonte, y la verdad es que no me preocupaba. Era majestuoso.
A pesar de que mis labios se encontraban resecos y pegados a causa de tan gélido clima, querían abrirse, rajarse y soltar un grito de asombro. 
Recuerdo mis días previos. Preocupado siempre, pero con la intención fija de poder conversar con Alejandra acerca de tantas cosas. Nuestro presente y nuestro futuro. Nosotros y nuestra dulce Emilia.
Giré la vista; primero a mi derecha esperando encontrar a mi pequeña. Vacío. Luego hice lo propio hacia mi 
izquierda, buscando a mi amada. Nada.
Años atrás el panorama habría sido diferente: sol, gritos de alegría y besos. Muchos.
Ahora esperaba expectante y paciente el impacto de la inmensa ola que se alzaba frente a mí, mientras la estación de radio informaba el inminente tsunami en Lebu.

Ffigueroay



miércoles, 4 de enero de 2017

029. UN DÍA EN LEBU

El amanecer animó a vivir los sueños de los personajes de Lebu, cada día el tiempo tomaba el papel principal invitando a realizar a los lugareños jornadas de recreación en donde las metas eran primordiales como terapia para la salud, algunas familias se conglomeraban para recibir el sol, y otros temerosos a su contacto, descansaban bajo la sombra, durante las tardes se reunían para almorzar y tomaban almuerzo en la capital gourmet de los apetitos saciados y en el atardecer el crepúsculo los bañaba de tonalidades cálidas con la que regresaban a sus casas a soñar una vez más en los brazos de las camas suaves que los protegían.

Freddy Hoyos 2015





martes, 3 de enero de 2017

028. AXONADOS

Ni yo mismo he podido entender el significado de sus sincronismos y diseño; parecen estar imbuidos o incrustados a través de sus ventanas miocárdica, como células, como células biológicas perfectas, embargado en su plenitud todas las ternuras decorativas y sensitivas, que van conformando la felicidad en Lebu de cualquier ser humano. 
Sus latidos, estarán hermanados con las neuronas, como impulsos eléctricos y axonados a sus flecos extensibles, cual cadenas de ácidos desoxi ribonucleicos, que van adictas en el mismo surco, sembrando con orgullo y conformando el amor eterno; sin poder impedir sus actos. Algo se renueva o germina en nosotros cuando esto ocurre y nos revitaliza en todo nuestro ser para ir tonificando nuestras ideas, pensamientos y sentimientos.
Es el amor que nace: permanente y eterno; de una ternura inconfesable, que está sembrando en el interior de todos er humano. 
"Es la chispa de Dios que nos embarga": como los recuerdos vacacionales pasados en Lebu.

Axarcol


027. LA CORRIDA

Estando en Lebu, la fiesta que se hizo esperar, a muchos cogió en la brega, de las prisas para entrar. 
Una gorda que suspira, por las escaleras resuella. Es, su gran preocupación: el pensar, que ya no llega...
Y, la novia del chaval -que, a tirones que él le da-, va por los aires, que vuela; sin pararse a protestar, del sobeo que le dan: los mozos de esta ciudad...                     
Llegada la hora, ¡al fin!: se arremolinan las gentes y, en la plaza -casi llena-: alzan las voces -clarines-; suenan: más bajo -timbales-...
¡Comienza!
Ya está el toro en la plaza:
Los ¡oles!: van con la terna; y, el diestro: que, por valiente -del peligro-, ni se acuerda...
Entre tanto griterío: todo es normal en la arena.
Nadie, repara en sus formas; y, a un poco más, ni respetan: a la autoridad -que preside.; cuando tarda en dar orejas.

Axarcol










026. SENECTUD SIN LEBU

Qué lejos se nos queda ya el pasado, pero aún lo recordamos de cuando estuvimos de vacaciones en aquel pueblecito querido de Lebu del Chile querido..."
Se marcó en nosotros firmemente y desde entonces -llegando el período vacacional todo se hace patente: desde el bosque la tarde me llama y el azul, que se pierde o se escapa en el ocre, me dice al oído -soplando-: vente mañana, que voy a decirte, -temblando-: del que espera un soplo de brisa, aunque me lo recuerde -ahogado-: entre el verde y el blanco; -para ir soñando-: el caer de sus hojas y del pesar del sauce lombardo, que rasguña mi piel cada noche, sin poder evitarlo.
Te hablaré de lo mucho que sufro; del verde esmeralda y del gris exaltado; de esas luces de nieve cuajadas y del rojo al topacio, que sin dar pié con bola: se muere ermitaño.   

Axarcol

025. LA DONCELLA DEL RÍO

Cuenta la leyenda que Leufu, una doncella wangulén, se enamoró de un wekufe. Se encontraban, a escondidas de sus familias, en la tierra que hoy recibe el nombre Lebu. Durante tres siglos la luna y las estrellas fueron los únicos testigos de su apasionado amor. Un día, el padre de Leufu se enteró de la infamia de su hija, y se escondió entre la vegetación para sorprendernos en el acto. Cuando la luna iluminó con su plateado destello, los amantes se encontraron en el lugar secreto. El padre saltó entre medio de ambos y maldijo al wekufe, lo tomó del cuello y lo lanzó al cielo, condenándolo a velar la tierra por la eternidad. Leufu cayó de rodillas y comenzó a llorar. Pronto sus lágrimas cubrieron la tierra y descendieron hasta el mar.
Se dice que ella aún añora a su amado; su llanto es la fuente que alimenta al río.

Josué Kaiser

lunes, 2 de enero de 2017

024. VOLVERÉ LEUVU

Bolso cruzado tejido a telar, pelo suelto largas ondas, un cuaderno, un lápiz, muy temprano, antes que todos llegaran, caminaba desde el terminal de buses por las calles de Lebu, ciudad solitaria, atenta a su bella tranquila, aún no despierta, toda mía, leyendo todo, buscaba una escuela, reunión de Directores, yo una directora, gran responsabilidad, alcanzaba yo para directora. ¿Profesora? Si; la mejor profesora rural con 22 años, quimera libre, llena de vida, caminando por la ciudad sin conocer a nadie, hojas amarillas, crujen al pasar, el aire sabor salado y carbón quizás llueva, me encanta mi frío, saboreo la soledad , miraba cada rincón. Su plaza, el tan típico quiosco, subo admiro la belleza antigua ¿Qué año era? 1980, me gusta ¡Volveré Leuvu!
Empápame con tus costas, tus cuevas, deleitándome con tus formaciones rocosas, mirar del Cerro La Cruz, como perderme el puerto fluvial, cuéntame tus memorias ciudad carbonífera.

Taly Fuentes