lunes, 29 de enero de 2018

040.- TOMA UN POCO

La guardia del cementerio estaba tranquila. La luz de Lebu me alumbraba un poco. De repente un ruido, algo cayendo al suelo. Saqué mi linterna. Otro ruido y parece que la luz se me esconde tras una sombra. Avanzo otra tanto. De repente escucho un grito ahogado en sangre. La piel se me enfría, pensé: “me vendría bien un trago de aguardiente”.
En la garganta se me hace un nudo y me pierdo entre las tumbas que parecieran estar intentando llevarme a la tierra. Algo me toca la espalda. Armo el puño de la mano derecha y al voltearme no había nadie. Inhalé profundo.
Ahí estaba parado en frente mío con un chaleco rasgado, con larvas saliendo desde su pecho y boca, ojos negros hundidos en su rostro y arañas trepándole en la cabeza.
¿Se te antoja un trago muchacho? Vamos sólo toma un poco.
Octavio Lorens

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