martes, 23 de enero de 2018

029.- SOLEDAD

Al principio sólo podía sentir el olor a sal, la humedad, el frío y la soledad.
—Sólo una vez más —suspiró una voz femenina en el vacío—, permíteme una más.
Seguí la voz cual faro, hasta que se disipó la nada y una cabaña se materializó frente a mí.
—Sólo una...
Vi una chaqueta y un pantalón sobre un mantel blanco, cuatro velas blancas alrededor. Un velorio sin cuerpo que enterrar.
—...aunque sea sólo en sueños… —murmuró ella, llorando junto al pantalón.
Se levantó y la seguí cuesta arriba por el camino. Al llegar, sus manos acomodaron la cruz blanca para que mirara al mar.
—...Verlo una vez más...
Me senté junto a mi tumba vacía, aún sentía la sal, el frío y la humedad.
—...para poder decir adiós.

¿Y la soledad? Muchos como yo habitaban aquel lugar, así que ella se la llevó, fue lo único que le pude dejar.
S.M.P.

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