martes, 23 de enero de 2018

030.- COMO NACEN LAS LEYENDAS

Tres caras de niños, una en cada ventana, lo vieron descender por última vez por calle Ríoseco. Un borracho, el último quizás en salir de la botillería, maldijo su impertinencia. ¡¿Eran aquellas horas para una carrera en bicicleta?! Para cuando escuchó su grito, otra calle se interponía ya entre ellos.
No importaba, era sólo algo más que la velocidad dejaba atrás. Pasó fuera del colegio en un suspiro e imaginó las burlas que no le molestarían más. Cruzó O`Higgins, la feria y el mercado, dejando atrás el cansancio y el sudor. Esquivando los autos con pericia pensó como, con cada pedaleo, el dolor quedaba también un poco más atrás.
Cruzó Avenida Blanco como un rayo, sin dejar de pedalear. La improvisada rampa gruñó, pero resistió lo suficiente como para que el vehículo volará sobre las arenas que bordeaban al río.

Carlos sonrió. El río el último que lo abrazó. 
S.M.P.

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