El golpeteo eterno del agua choca con la pétrea obstinación de la roca que le contiene en su celda salada.
El mar deseoso de volver a reinar a sus anchas, reclama para sí esta porción de tierra llamada Lebu, pretendiendo llegar a los pies de los cerros que la rodean.
-Pasaré... pasaré... -Reclama el mar.
Mientras la roca le responde:
-JAMÁS... -con un grito tan ensordecedor que la gente le confunde con el bramido de un toro.
Clemente Carrasco
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ResponderEliminarmuy bueno, me gusto mucho
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