La hermana no se da cuenta que la selva también observa, en silencio. Solo da cobijo a quienes escapan de la oscuridad. Pero el río llora desahuciado, esperando ser consolado por quienes se adentren en él. Lo que nadie sabe, es que éste no presenta a nuevos visitantes.
Antonia Pizarro
Bien logrado, muy interesante.
ResponderEliminarUn microcuento breve, pero bien logrado. Las ideas bien enfocadas.
ResponderEliminarMelancolico, pero muy bonito! Tienes talento Antonia
ResponderEliminarCautivador e interesante, muy lindo.
ResponderEliminarSe puede percibir oculto,en la interpretacion, la historia de lebu, lo que le da un trasfondo muy llamativo!
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