De natural el fenómeno no tuvo nada. A las 10h08 de la mañana, de 22 de septiembre de 2017, empezó el eclipse solar. La oscuridad crepusculina aturdió los animales, que buscaron sus madrigueras, perchas, nidos y lechos. A las 10h43 , las plazas y las calles de Lebu ya agonizaban bajo un arrebol eterno y sombrío. Desde el Mirador Cerro La Cruz, los barcos en la boca del Biobío semejaron pálidos cadáveres de madera. La Caverna de Benavides, las otras cuevas y los acantilados se convirtieron en un paisaje espectralmente lunar. La luz ya tenía un peso de plomo cuando alcanzó el valle. Entonces la Piedra del Toro se puso a bramar con una angustia tan diáfana y calamitosa que la ciudad sintió un calofrío sin precedentes. Cuando a las 11h29 Lebu finalmente volvió a ver el sol de la primavera, las muertes ya habían ocurrido: dos por terror, tres por tristeza y una por locura.
Geranio Páramo
Buena capacidad de conducir los lectores a paisajes transcendentales.
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ResponderEliminar“Eclíptico” traz imagens que criam uma atmosfera sobrenatural e culminam com uma revelação impactante. É um conto que demonstra a capacidade criativa do autor de permitir a seus leitores o acesso a paisagens instigantes, ricas de significado.
ResponderEliminarMe sentí invitado a imaginar una Lebu bajo el encanto del realismo mágico.
ResponderEliminarMe encanta! Muy bonito!
ResponderEliminarMuy encantador!
ResponderEliminarMuy bello!
ResponderEliminarInteresante, creativo y incitante.
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