Hace mucho, mucho tiempo, en un
bosque de Lebu vivía en una pequeña cabaña un joven inventor llamado Lou que
soñaba con crear un robot que tuviera sentimientos y emociones para cuidarlo
como a su hijo. Después de varios intentos fallidos, logró hacer su sueño
realidad.
Años más tarde creó su segundo
invento: un cóndor robótico, que fue la mascota de su robot.
Después
de muchos años con sus inventos, Lou fue envejeciendo y en su lecho de muerte
le dijo a su robot: “Yo hago esto porque te quiero”. Luego de decir esta oración, desconectó al
robot y falleció. Unos segundos después, el robot vuelve a reactivarse, toma su
cóndor robótico, queda mirando el cuerpo de su creador y se va hacia el bosque
hasta desaparecer en la niebla.
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