miércoles, 15 de agosto de 2012

Adiós a Lebu


11.- "Adiós a Lebu" por Estela Sabán
La frágil luz del amanecer le susurraba “para qué”, mientras la bruma fría le traspasaba el pecho aún dolorido por la tragedia. Vaivenes del alma. Sereno ante el horizonte quieto y lejano, con un sol brillando amable en el ocaso; y al rato, esa calma sin noticias, lo agitaba más que el viento de Lebu a sus gigantes. Una tarde en que miraba resignado sus manos aún vacías, se le reveló el diálogo que le aguardaba con el mar. Ese viejo mar ya no repartía pescado como lo deseaba El Poeta. Tampoco parecía querer escuchar, pero el pescador se impuso al rugido de la bestia azul y le dijo que volvería, que no lo creyera débil por abandonarle. El mar no podía dudar. Desde su historia sabía, que el corazón de Lebu, lo llevan sus pescadores tallado en las manos, y que en sus profundos surcos está escrito su regreso.     

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