"Minas de emergencia" por Neruda
El día que Juan Mackay decidió buscar las minas de carbón de piedra en Lebu, comenzó la travesía del progreso. Los lugareños nunca vieron a un escocés tan terrenal: a un médico no se le podía permitir esos desbordes de locura.
Los
indios de la zona, reacios en principio, vieron en los ojos del extranjero una
dosis de confianza. Se acercaron a él, trataron de entenderlo. Fue difícil
allanar los obstáculos y digerir la aceptación de una vida nueva. Lo menos
complejo fue el ascenso repentino: el desdoblamiento de la modernidad trajo
consigo el éxtasis de la prosperidad anunciada.
Incluso la corbeta Esmeralda, en
medio del estruendo bélico, se lo agradecería también. La guerra trocaba en
gloria, y el esfuerzo concebía el progreso lebulense.
Muchos años después, Mackay dejó
la vida en una exploración minera. Una calle de Lebu tomó su nombre y desde
entonces se eternizó la memoria de un pueblo emergente.
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