viernes, 13 de diciembre de 2019

020.- LINAJE OPORTUNISTA


Cuatro idiomas y dos carreras, no la inmunizaron contra la cesantía, ni la desesperación. Por eso, cuando conoció al solterón de seguridad desplegó tal carnaval de seducción que desató en el pobre un torrente de endorfinas que nublaron su reputado buen juicio y pusieron, en un descuido imperdonable, el plano de la caja fuerte en sus manos. Desde entonces se suceden las carrerillas desde el comedor a su cuarto cargando linternas, cronómetros y ropa negra, siempre cabizbaja, evitando la mirada escrutadora de su abuela que la observa desde el severo retrato en lo alto de la pared, adivinando su intención, fascinada con los preparativos del plan que ejecuta con precisión de relojero, rememorando, conmovida, que también ella le torció la mano a su mohoso destino de esposa complaciente escapando en el mismísimo portaequipajes del pintor itinerante que la inmortalizó en ese cuadro, en la Cueva del Toro, con un gesto adusto que supo disipar cualquier sospecha.
Eva

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