viernes, 13 de diciembre de 2019

019.- ALMAS EN PENA


Susurra el viento en una lengua antigua, elevando a las gaviotas que le siguen, ruidosas, en su peregrinaje sobre el río de plata.
—Luefú—silba, agitando sus aguas, presintiendo los hombres la misteriosa presencia que cabalga, por doquier, glacial, y que les obliga a subir solapas para disimular el escalofrío, y persignarse a la carrera, agoreras, a las mujeres piadosas. Los chiquillos, inquietos, corren a sus casas buscando refugio entre los aullidos miedosos de los perros, y el nervioso aleteo de las gallinas en los patios. Cada ocho de octubre se levantan, al caer la tarde, apartando los pesados túmulos de piedras ancestrales, las atormentadas almas lafkenche segadas por el dominio del territorio, elevándose, justicieras, entre el murmullo de las conversaciones apagadas que se cuelan junto al humo de las modestas chimeneas. Esta noche se revuelven las ascuas de la memoria, y el pueblo, mestizo, tragado por la oscuridad, siempre sueña lo mismo.
Eva

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