Después de visitar la Cueva del
Toro, Sharon, más ángulos que curvas y Brian, más curvas que ángulos tomados de
la mano y de otras partes se instalaron, mejor decir se recluyeron en el cuatro
estrellas ubicado en el barrio de moda de la ciudad pleno de bares y
restaurantes.
A la mañana siguiente esperó
abrazarlo y que la abrace. Cuando la vio. Sobre la manta. La carta.
La colcha mostaza y el sobre con
la carta tenían manchas de ketchup de la tempestuosa noche anterior cuando ella,
baby doll de desiguales franjas verticales verdes, negras y rojas y él con su
flamante pijama con los mismos colores pero horizontales engulleron los súper
panchos con vaso de Coca incluidos en el promo que compraron en el azul verdoso quiosco de la calle que aunque
se llamaba Bello, no lo era tanto.
El domingo, tempranito, salieron.
Caminando. No tomados de la mano. Ni de otras partes.
lacroze13
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