Adéntrate,
quita la piedra que impida el paso
que te espero. Guarda tus secretos en mi cálido macizo. No eres un extraño
Benavides, te pareces a mí y esperaba
con paciencia. Recontando las olas que resuenan la melodía efervescente,
refrescando mi imponente creación. Tú y yo sabemos que este día iba a venir,
andas cargado de joyas pero también portas las botas pintadas de sangre y
destrucción, de calamidades y victorias. Mira arriba como estaba brillando la
gruta para indicarte el camino, me decían allá viene Benavides, se quedará aquí
contigo. La oscuridad que no le atrinchere el alma, que los recuerdos no lo
inunden de desvelos, que la brisa no lo
envíe a otra legión, ni los peces le
revelen tu furtividad y tormento.
Dra. Lee
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