"La historia sin terminar" por Anónimo
Entonces se escuchó un grito y aprendí, a mi a Lebu, ante la sorpresa que viajar es jugar al olvido y eso es lo que deseo, olvidar los últimos meses.
Un viajero siempre sabe donde está la puerta del autobús que día a día le traslada al trabajo y yo ahora me siento desorientado porque he pasado de viajero a turista, sin un reloj que me marque las horas.
Levanto la mirada del diario y miro a la anciana que dormita a a mi lado, y me sorprendo cuando al mirar hacia afuera se confunde su imagen reflejada en el cristal con la mía.
Viajando se aprende a decir adiós y esa es la palabra que sale de mis labios cuando abandono el autobús, la que flota al llegar al bloque de apartamentos y entro en el mismo cerrando con suavidad los cerrojos, con la ilusión de un nuevo día.
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