sábado, 18 de octubre de 2014

016 A PUNTO DE SECARSE



"A punto de secarse" por Carlos Hennen


Arrugado como un fruto pútrido, con dos ojos defectuosos y unos siete huesos blandos: así me encuentro yo. El mismo poeta que recorría las húmedas calles de Lebu, aferrado a la suave mano, de una joven veinteañera, hoy recorre los laberínticos pasillos de su hogar, aferrado al torso, de un rígido bastón.
A excepción de ayer, claro, cuando envuelto por un éxtasis casi dionisíaco, salí de mi hogar y con las dificultades de una persona de ocho décadas, escapé en dirección a la costa. Una vez allí boté el bastón, toqué con mis pies resecos la arena y suspiré. El entorno me dio la impresión de que había retrocedido en el tiempo, mas yo seguía igual. Por lo que exilié mi mirada al final del resplandeciente mar de Arauco, pero sólo vi a la eternidad, riéndose de un caracol, a punto de secarse.






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