"Búsqueda" por Vicente Vazcaro
Sus ojos se perdían en el horizonte. Era mediodía y estaba vestida como una princesa. Sus cabellos bailaban a disposición de la caprichosa brisa marina, mientras su pañuelo calipso burlaba sus hermosas manos al tratar de atraparlo. Sé que me espera, que me ha esperado por años, más nunca estuve tan aterrado y cobarde como hoy. Miro a Lebu, mi único compañero en mi desdicha diaria, quien recostado a mi lado me mira con la humildad de quien ha dado todo y no puede dar más. Sé que es tiempo, siempre lo ha sido, pero nunca como para un cobarde como yo. Me levanto y camino en dirección a ella. Adriana siente mi presencia y me mira, me reconoce como quien ve con misericordia a quien no sabe cómo pedir perdón. Veo en ella el antiguo dolor, ella ve con perdón a quien la abandonó cuando más le necesitó...