Colibrí
Hacía años que el viejo Guillermo no visitaba la ciudad de Lebu, pero
esa Navidad, prefirió el alcohol a la
comida familiar. Dando traspié cruzó la avenida y se internó en el parque donde bebió la última gota de
aquel líquido. Entrecerrando
los párpados fue cayendo en uno de esos letargos profundos que
lo amodorraba por completo. Le pareció sentir la presencia de alguien que le
iba desbastando las fuerzas, robándole facultades. ¿Sería un exterminador de
beodos que le haría sufrir su acción violenta? No quedaba otra que convertir la embriaguez en coraje. Los nervios le
facilitaron el impulso y empujó al agresor contra un cantero derribándolo. Lo
vio quieto, sin sangre, ¿muerto? Temblaba de pánico por las fuertes las sacudidas que le hizo abrir los ojos y ver el rostro del policía que lo zarandeaba
- ¿Usted no sabe
que está prohibido dormir en los parques?
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