¡Qué
alegría poder volver! No saben lo dichoso que estoy, no saben cuan feliz me
hace poder volver a mi pueblo querido. Volver a recorrer las calles de mi
juventud, volver a subir al cerro para disfrutar de la hermosa vista que me
ofrece. Sentarme a los pies de la cruz y ver desde lo alto cuanto ha crecido mi
ciudad. Mirar mi añorado río Lebu con sus numerosos botes de colores que
parecen peces escapando del mar. Mar en el qué cuántas veces me mojé los pies
llevando a pasear a una señorita. Señorita que hoy en día viene siendo mi
esposa y con la cual he vuelto a este Edén. Al final de nuestras vidas hemos
vuelto. Si solamente hubiésemos visto nuestra equivocación al irnos. Ahora que
nos enraizamos permanentemente aquí, solo nos queda disfrutar hasta el último
momento, todo la belleza y tranquilidad que nos ofrece nuestro querido Lebu.
Elena
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