Seis
de la mañana. Corría lentamente el sudor por su cara. Con su mano ensuciada por
la ardua labor, secaba el esfuerzo de su trabajo al correr rápidamente las
horas. Sus palmas, ennegrecidas por el polvo, cogían la picota, que tras golpe
y golpe, quebraba el carbón mineral que sería cargado en carretilla hasta el
campamento.
Una
señal de auxilio se escucha a lo lejos. Se oye metros más allá los fuertes
pasos de mineros que corren en su salvación. El pájaro, muerto dentro de la
jaula, da aviso de fuga de gas.
Rápidamente,
deja sus herramientas en el suelo, y corre, abriéndose paso entre la oscuridad
y el misterio. Estaba metros bajo tierra y no sabía dónde escapar.
Minutos
más tarde, encuentra la salida. A lo lejos, ve brillar la luz del día, un
hermoso amanecer en la ciudad de Lebu, donde los rayos del Sol aparecen por
primera vez. Felizmente, ya estaba a salvo.
Membrillo Verde
No hay comentarios:
Publicar un comentario