-Papá, no me quiero ir de aquí- Le dice un niño mirando con ojos tristes a su
afanado padre. Mi corazón asiente convencido: aquel niño tiene razón. Sin embargo, tú te fuiste, y aun así me quiero quedar. Quizás será
porque mirando el mar de Lebu te recuerdo, o porque cada vez que camino por la
plaza de armas siento tus pisadas y ya no camino solo. No te voy a negar que a
pesar de todo estoy feliz. ¡Cómo no estarlo! Tú solías decir que es aquí donde
se cumple lo del himno… sí eso, lo de “la copia feliz del Edén”. Y contigo a mi
lado ¡cómo no iba a creerte! Sigo recorriendo todos los lugares que solíamos
frecuentar. Y créeme no es por recordarte, son mis pies que no quieren parar.
Estoy sentado, cerca de la cueva del Toro, mirando el mar. Pensando… pensado en
ti. Y aunque sonrío… te extraño mi vieja.
Viento del Llano
Muy buen cuento, transmite emotividad y realmente logra llegar al lector, a mí me gusto mucho :)
ResponderEliminarQue relato tan ameno, logra atrapar al lector con un lenguaje sencillo pero a la vez poético.
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