012.- CRÓNICA DE UNA VISITA A LEUVU

Llevábamos dos noches buscando el tesoro perdido de Benavides, pero aquella noche parecía como si el mítico Toro de Lebu se hubiera enterado de nuestro plan. Sus estremecedores bramidos nos alcanzaban hasta el fondo  de la cueva.  Sentí como si hubiese resoplado a mis espaldas. Nuestras bujías se apagaron y me desmayé sin apenas poder volver la vista atrás. 

Sin saber cómo, me veía solo a bordo de un carcomido barco y, por la intensa bruma, entreví una silueta harapienta que ondea como una bandera pirática. "-¡Bienvenido a mi hogar! Soy Benavides. Te ofreceré el tesoro a condición de que me liberes de mi maldición". De repente, vino mi amigo mapuche montando a kai kai vilu que se tragó la nave y al capitán antes de tirarnos al muelle y desaparecer en el fondo del mar. 

Desperté y me di cuenta de que la maravillosa Lebu permanece hasta en los sueños de sus visitantes.

MH Oceanito