Muy de
mañana, me senté en el muelle disfrutando la brisa salada y los choques de las
olas contra las arenas doradas de la Playa Grande y los roquedales del Cerro
Tucapel.
De improviso, surgió de las aguas una criatura que sólo
existía en historias de hadas. Era una sirena de increíble belleza y hechizante
juventud. “¿Quieres descubrir mi mundo submarino?” Diciendo esto, me transformó
en una sirena, me tomó de la mano y fuimos sumergiéndonos hasta que llegamos a
una puerta sobre la cual estaba escrito “Acualebulandia”.
Era
Eldorado de todos los mares. Un reino mágico pulido dentro de una descomunal
esmeralda. Debajo de una catarata, descubrí la estatua de una serpiente azul y
sobre una roca otra similar de color tierra. En un riachuelo, había unas
estatuas de cinco monjas, pero lo que me extrañó tanto era la estatua de un
toro dormido que al sentir mi presencia se irguió dando fuertes resoplidos.
FP-Taroudant
Un microrrelato fantástico. Acualebulandia es una perfecta representación literaria de las leyendas de Lebu. Es un cofre riquísimo.
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