Después
de unos cuantos años he vuelto a Lebu, luego de prohibirme a mi mismo regresar,
aquí estoy, sólo por ella. Me he vestido con el mejor traje que pude
encontrar en mi armario, me queda más apretado que antes pero igual de
elegante, como a ella le gusta. Tomo el ramo de rosas fuertemente entre mis
manos y entro con paso decidido por las pesadas puertas. Cuento los
pasos, 10 a la izquierda y 3 a la derecha. Allí está ella, junto a
su padre. Se ve tan hermosa que no puedo evitar que las lágrimas bajen por mis
mejillas, labios rojos, piel pálida, ojos negros... luce igual a la primera vez
que la vi en el muelle hace unos treinta años.
Dejo
de contemplar la fotografía debajo de su nombre y dejó cuidadosamente el ramo
sobre su tumba.
—Te
extrañaba— le digo, porque sé que ella me escucha.
Bluesgirl.
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