sábado, 30 de diciembre de 2017

022.- ESCAPE DE LA MAR

Finalmente he arribado, con el sudor bailando sobre mi frente. Mis brazos se reducen a míseros huesos, mientras el avance de mi barca es cada vez más mecánico, constante, inaudito. Me duelen los hombros, como si una gran ventisca sobre mi espalda se hubiera detenido. Al fondo de mi vista, y en pocos metros, el muelle aguarda. Te perdí Isabel, como se rompe una red echada a la mar. Te has ido, y mi corazón destrozado es quien conduce esta barca, aproximándome incansablemente a Lebu.
Más pronto que nunca, volveré por ti en algún atardecer refundado. Tocaré tus manos y amaré tu risa, veré tu reflejo en el agua y tus delicadas manos entre la blanca arena.
Pero pronto, hoy no. Por ahora, debo atar mi barca al muelle. Con firmeza, no sea que la lleves contigo también.


Leonardo Chaparro. 

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