viernes, 18 de diciembre de 2015

013 ESPÍRITU INDOMABLE

013. "Espíritu indomable" por Cassius



“Lebu 1880. Junto con mi familia he llegado atraído como otros tantos colonos diseminados por el Valle del Río Lebu. Según dice mi padre, la comuna es joven y promete prosperidad. Ignoro exactamente por qué, pero sé que de aquí a un siglo comenzará una transformación que cambiará en parte la cara que hoy presenta. Aunque también sé que no será suficiente para que se instale definitivamente la prosperidad. Supongo que deberá renacer el indomable espíritu mapuche, que retomará la senda del progreso y luchará para que algún día, aquella promesa se haga realidad; que tradición y progreso logren caminar de la mano. Mi nombre es Samuel Lillo y tengo 10 años.”
 

012 EL FANTASMA DE LEBU


012. "El fantasma de Lebu" por El Jolu  


   Cuando niño me tocó ir a  la casa- barca de mi abuelo en Lebu. 
   No me agradaba la idea de dormir en un bote prendido apenas de la orilla. 
   La primera noche cuando mi abuelo apagó el farol y nos fuimos a dormir apareció un espectro con un libro y una cuchara en sus manos. 
   Pegué un grito como para despertar la ciudad. Mi abuelo apareció con sus calzoncillos  largos y la escopeta. 
   -¿Qué pasa mijo? 
   -¡Un fantasma! 
   -¿Y cómo era? 
   -Era flaco, alto y tenía un libro y una cuchara en las manos…se fue por allá. 
   Mi abuelo encendió el farol y se fue, al rato apareció con un plato de sopa caliente. Cuando fui a decirle que no tenía hambre me dijo: 
   -¡Shh! No es para vos. 
   Finalmente me dormí y, cuando me desperté, encontré el plato vacío sobre la mesita y mi cabeza llena de nuevas historias.

jueves, 10 de diciembre de 2015

011 LA LOCA

011. "La loca" por Clemente Carrasco




Desde las primeras luces del alba hasta la luz del medio día. Sentada en el muelle de Lebu, mi madre espera el arribo de las últimas lanchas que regresan de altamar. Los más viejos la saludan por su nombre y ella les responde moviéndoles la mano, en cambio los más jóvenes le dirigen miradas burlonas y le llaman la loca del muelle.
Sus ojos verdosos se han cubierto con la niebla que quien espera un milagro no se hará nunca realidad. De padre y mi hermano solo se encontraron los chalecos salvavidas, un par de bidones y algunas maderas de la lancha después del temporal. Mi madre perdió a su esposo y a su hijo, en cambio yo ese mismo día, los perdí a los tres.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

010 PESCADOR

010. "Pescador" por Clemente Carrasco




Nunca pude alejarme del mar ni aún cuando mi madre me insistió largamente en que dejara mi natal Lebu y me fuera a estudiar a Lota o Concepción. Sé un profesional -me decía- el mar es la tumba de hombres pobres y solitarios. Ni aún cuando mi padre una mañana ya no volvió y se quedó para siempre en esa inmensidad, sentí miedo o deseos de irme.
Hoy comenzó a llover desde temprano, pero ahora parece que la noche se hubiese cerrado de improviso encima nuestro. El viento está haciendo cada vez más dificultosa nuestra navegación y el frio comienza a calar nuestros huesos. El mar tormentoso parece reclamar su cuota de sangre y hueso.
Madre mía no sufras por mí, no maldigas al cielo ni escupas en el mar, porque desde la proa de otra lancha y en otro mar lanzaré de nuevo mis redes para llenarlas de sueños y promesas

009 LA MUJER QUE YO AMO


009. "La mujer que yo amo" por Clemente Carrasco



Mi gran amor no es aquella que amé pérdidamente en mi edad de colegio y por la cual llené mis cuadernos de corazones, tampoco es aquella por la cual tallé un corazón en el manzano de mi casa o con la que mis labios aprendieron a besar. No es tampoco esa mujer con la cual mi cuerpo aprendió el arte de la seducción y el juego de los cuerpos en el sexo.
La mujer que yo amo es aquella, que sentada en el muelle de mi amado Lebu, repara las redes de mi barca, la que con sus manos ásperas acaricia mi rostro y seca mis lágrimas. La del rostro ajado por los años, el sol y el viento lebulense.
La mujer que amo es ésta, la que me recogió cuando mi vida eran trozos y mi corazón sólo migajas, la que me armó y la que me hizo de nuevo un hombre.

jueves, 26 de noviembre de 2015

008 DIAMANTES

008. "Diamantes" por Nereo Welch
 

Marta estaba internada en el hospital de Lebu. Su piel avejentada se había empapado en sudor y sus ojos se movían con inusual energía debajo de sus parpados. Rostros vagos danzaban delante, hasta que de improviso sus recuerdos cobraron vida en mitad de una película antigua de colores sepia. Pudo escuchar la voz de su madre mientras cantaba,  observar la sombra de su padre recortada sobre el asfalto caliente, sentir la superficie del roquerío donde se sentaba a leer, así como también la calidez del primer beso que su esposo le robó una tarde de invierno. Todas sus memorias se barajaron en desorden mientras su propio cuerpo entraba en un estado comatoso. Durante los siguientes tres días, no hizo nada más que enfocarse a revivir su vida. Cuando finalmente expiró, los pocos que estuvieron allí, tuvieron el amargo privilegio de contemplar el retal de una sonrisa agridulce dibujada sobre sus labios ya moribundos.