“Lebu 1880. Junto con
mi familia he llegado atraído como otros tantos colonos diseminados por el
Valle del Río Lebu. Según dice mi padre, la comuna es joven y promete
prosperidad. Ignoro exactamente por qué, pero sé que de aquí a un siglo comenzará
una transformación que cambiará en parte la cara que hoy presenta. Aunque
también sé que no será suficiente para que se instale definitivamente la
prosperidad. Supongo que deberá renacer el indomable espíritu mapuche, que
retomará la senda del progreso y luchará para que algún día, aquella promesa se
haga realidad; que tradición y progreso logren caminar de la mano. Mi nombre es
Samuel Lillo y tengo 10 años.”
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